domingo, 22 de noviembre de 2009
Una batalla rápida de campaña.
Este fin de semana las hostilidades en Meridies tienen un parón debido a una invasión microbiótica (de posible origen tiránido) que me tiene en la cama recuperando la voz y la garganta, así que aprovecharé para escribir algo sobre la última partida que jugué contra Peibol y sus tiránidos.
Jugué con TAU, con mi lista mecanizada a 1500 puntos (no tenía preparados los kroots que me quedaban y tenía ganas de jugar con los partidarios del Bien Supremo, así que aunque fuese a 1500 me conformaba). Y lo cierto es que aunque en los dos primeros turnos sufrí muchísimo, conforme la partida avanzó disfruté muchísimo, levanté una partida adversas y aunque no gané por objetivos (sólo empaté) puedo decir que logré la victoria al dejar a los Tiránidos con nada más que un genestealer, un Líctor y seis gantes, mientras que el grueso de mi ejército permanecía intacto. Además, ha sido la primera vez desde que llevo jugando a Warhammer 40.000 que he podido ver cómo ambos bandos cambian de despliegue durante la partida, acabando uno en el sitio del otro y viceversa.
Mi lista mecanizada, a grandes rasgos, se basa en una fuerte mecanización de mis tropas. Teniendo en cuenta que los Castas son muy blanditos, como casi todo el ejército TAU, decidí meterlos en plan cazador en sus Mantarrayas para freír a tiros cuando lo necesitase. Lo malo que tiene esa táctica es que sabes perfectamente que esa unidad o tiene mucha fortuna disparando o será carne muerta cuando el enemigo se abalance a por ella. Por lo demás, tengo una Piraña en la que nadie se suele fijar y que sirve con su bláster de fusión y su ordenador para disputar o destruir vehículos (en el caso de Tiránidos, hacer heridas a las monstruosas), y dos Cabezamartillo (vehículo del que estoy enamorado por completo). Para completar, tres armaduras crisis en despliegue rápido con blásters de fusión y lanzamisiles, seis Sombras que flanquean con un bláster de fusión y todas con ordendor de combate, y por último, una unidad de kroots en flanqueo. Lo único que dejé (para completar puntos) era un equipo de francotiradores que murió en el segundo turno por el Líctor.
La batalla comenzó con un ataque total de los Tiránidos, basándose en el empuje de su Tirano de Enjambre, tres carnifexes, dos de gantes y una de Guerreros Tiránidos, mientras el Líctor hacía de las suyas en mi base. Como sabía, me tenía que mover, porque quedarme quieto contra los Tiránidos de Peibol era una locura, habida cuenta de que debían salir aún dos escuadras de genestealers y el Líder de Progenie con su escolta por mi retaguardia. Así, los TAU salieron disparados en sus transportes moviéndose por los flancos desde mi cuadrante envolviendo a los Tiránidos.
El caso es que en cuestión de dos turnos, mi ejército había logrado, a excepción de los equipos de Castas que habían bajado de sus vehículos y que habían sido devorados por los Tiránidos, ponerse justamente en la esquina del borde del cuadrante de despliegue tiránido. Tácticamente, fue interesante ver cómo el bloque tiránido que había avanzado sin miedo turnos anteriores colocándose ya en mi zona de despliegue, se tenía que deshacer intentando cazar mis blindados y mis transportes mientras el resto de mi ejército (las Crisis y las sombras especialmente), los abatían con su armamento a la par que las criaturas monstruosas buscaban la manera de evitar que reclamase su base (reclamada por cierto con los Kroots que infiltraban, ocultándose encima en la selva).
Gradualmente, fueron cayendo las monstruosas. Primero el Cárnifex de disparo que ya había sido muy castigado anteriormente y después, quizás la más importante de todas por su rapidez: El tirano de Enjambre. Al tener alas y correr, esta bestia había dejado de intentar destruir mi Cabezamartillo que movía rápido y se dirigió hacia mis Kroots que le arrebataban el objetivo. Mis Armaduras se movilizaron y lograron destruir al Tirano. A partir de ese instante, supe que la partida como mínimo acabaría en empate, puesto que los Carnifexes a pesar de ser brutales, tenían que atravesar por lo menos dos turnos el terreno entre ellos y mis tropas, lo que me daba un amplio margen de tiempo para destruirlos (cosa que ocurrió al final).
Al final de la partida, sólo unos pocos organismos tiránidos permanecían de pie en mi base.
Por cierto, que metí una chuchería muy útil contra ejércitos de masa: autodestrucción para mi Shas'el. No está mal cuando sabes que esa miniatura (barata, de poco más 90 puntos) que va a ser rodeada tarde o temprano por las bestias enemigas y que sólo sirve en realidad para llevar el Faro Posicional, va a morir haciendo mucho daño sobre sus asesinos (plantilla grande F8 sin fp está bien para matar orkos o Tiránidos).
Venga, Peibol, di tu opinión.
Jugué con TAU, con mi lista mecanizada a 1500 puntos (no tenía preparados los kroots que me quedaban y tenía ganas de jugar con los partidarios del Bien Supremo, así que aunque fuese a 1500 me conformaba). Y lo cierto es que aunque en los dos primeros turnos sufrí muchísimo, conforme la partida avanzó disfruté muchísimo, levanté una partida adversas y aunque no gané por objetivos (sólo empaté) puedo decir que logré la victoria al dejar a los Tiránidos con nada más que un genestealer, un Líctor y seis gantes, mientras que el grueso de mi ejército permanecía intacto. Además, ha sido la primera vez desde que llevo jugando a Warhammer 40.000 que he podido ver cómo ambos bandos cambian de despliegue durante la partida, acabando uno en el sitio del otro y viceversa.
Mi lista mecanizada, a grandes rasgos, se basa en una fuerte mecanización de mis tropas. Teniendo en cuenta que los Castas son muy blanditos, como casi todo el ejército TAU, decidí meterlos en plan cazador en sus Mantarrayas para freír a tiros cuando lo necesitase. Lo malo que tiene esa táctica es que sabes perfectamente que esa unidad o tiene mucha fortuna disparando o será carne muerta cuando el enemigo se abalance a por ella. Por lo demás, tengo una Piraña en la que nadie se suele fijar y que sirve con su bláster de fusión y su ordenador para disputar o destruir vehículos (en el caso de Tiránidos, hacer heridas a las monstruosas), y dos Cabezamartillo (vehículo del que estoy enamorado por completo). Para completar, tres armaduras crisis en despliegue rápido con blásters de fusión y lanzamisiles, seis Sombras que flanquean con un bláster de fusión y todas con ordendor de combate, y por último, una unidad de kroots en flanqueo. Lo único que dejé (para completar puntos) era un equipo de francotiradores que murió en el segundo turno por el Líctor.
La batalla comenzó con un ataque total de los Tiránidos, basándose en el empuje de su Tirano de Enjambre, tres carnifexes, dos de gantes y una de Guerreros Tiránidos, mientras el Líctor hacía de las suyas en mi base. Como sabía, me tenía que mover, porque quedarme quieto contra los Tiránidos de Peibol era una locura, habida cuenta de que debían salir aún dos escuadras de genestealers y el Líder de Progenie con su escolta por mi retaguardia. Así, los TAU salieron disparados en sus transportes moviéndose por los flancos desde mi cuadrante envolviendo a los Tiránidos.
El caso es que en cuestión de dos turnos, mi ejército había logrado, a excepción de los equipos de Castas que habían bajado de sus vehículos y que habían sido devorados por los Tiránidos, ponerse justamente en la esquina del borde del cuadrante de despliegue tiránido. Tácticamente, fue interesante ver cómo el bloque tiránido que había avanzado sin miedo turnos anteriores colocándose ya en mi zona de despliegue, se tenía que deshacer intentando cazar mis blindados y mis transportes mientras el resto de mi ejército (las Crisis y las sombras especialmente), los abatían con su armamento a la par que las criaturas monstruosas buscaban la manera de evitar que reclamase su base (reclamada por cierto con los Kroots que infiltraban, ocultándose encima en la selva).
Gradualmente, fueron cayendo las monstruosas. Primero el Cárnifex de disparo que ya había sido muy castigado anteriormente y después, quizás la más importante de todas por su rapidez: El tirano de Enjambre. Al tener alas y correr, esta bestia había dejado de intentar destruir mi Cabezamartillo que movía rápido y se dirigió hacia mis Kroots que le arrebataban el objetivo. Mis Armaduras se movilizaron y lograron destruir al Tirano. A partir de ese instante, supe que la partida como mínimo acabaría en empate, puesto que los Carnifexes a pesar de ser brutales, tenían que atravesar por lo menos dos turnos el terreno entre ellos y mis tropas, lo que me daba un amplio margen de tiempo para destruirlos (cosa que ocurrió al final).
Al final de la partida, sólo unos pocos organismos tiránidos permanecían de pie en mi base.
Por cierto, que metí una chuchería muy útil contra ejércitos de masa: autodestrucción para mi Shas'el. No está mal cuando sabes que esa miniatura (barata, de poco más 90 puntos) que va a ser rodeada tarde o temprano por las bestias enemigas y que sólo sirve en realidad para llevar el Faro Posicional, va a morir haciendo mucho daño sobre sus asesinos (plantilla grande F8 sin fp está bien para matar orkos o Tiránidos).
Venga, Peibol, di tu opinión.
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Gran batalla.
ResponderEliminarPara nada me esperaba esa facilidad de movimiento, y en cuanto me vi rodeado de tanques a los que jamas iba a alcanzar en cuerpo a cuerpo me di cuenta de que la cosa no pintaba bien.
Esas fusiones por doquier hicieron mucho daño, por no decir todo, en mis monstruosas.. lentas.. muy lentas.
Tambien recordar el eterno combate entre 3 gantes y 2 drones jeje, si mis gambitas hubieran muerto...
Me sorprendio la alta candencia de disparo de las sombras, y los kroots! aunque me quede con ganas de entablar combate con ellos.
En fin, buena batalla, pero la proxima será mejor.