martes, 29 de diciembre de 2009

REVISIÓN DE CÓDEX: GUARDIA IMPERIAL (C.G)

Con este artículo, voy a iniciar una serie de artículos dedicados al estudio pormenorizado de los nuevos códex que GW está sacando en los últimos tiempos. Y para empezar, estudiaremos a la Guardia Imperial.
El libro salió hace poco más de un año y fue escrito por Robbin Crudadde. Bajo mi punto de vista, este códex ha marcado una nueva manera hacer códex, como el códex Eldar cambió la percepción de los códex durante la cuarta edición. Está muy bien estructurado, y en líneas generales, ofrece una gran variedad de posibilidades y combinaciones que hace que en esta pequeña revisión, sólo arañe la superficie de lo que puede dar.

Líneas generales del códex:
Creo que los de GW buscaban reforzar por un lado el carácter marcial del ejército (gracias a las órdenes), aumentar el poderío blindado de la Guardia (ofertando un catálogo de casi veinte blindados en forma de sentinels, lemman russ, baterías de artillería…) y flexibilizar las infanterías imperiales. ¿Lo han conseguido? Creo que sí.

Estudio pormenorizado.

Órdenes.
Las órdenes han sido la gran innovación de esta edición, y me parece muy acertada. Las doctrinas de la Guardia en el códex anterior eran muy diversas, existiendo algunos casos de opciones que eran prohibitivas por caras o por inútiles, mientras que otras eran por pocos puntos algo abusivas. Ahora todo se ha arreglado gracias al establecimiento de una clara jerarquía castrense en nuestro ejército de la Guardia. Desde el comandante hasta los tenientes.
El comandante posee un radio de 30 centímetros para las órdenes, y puede dar las del oficial de reemplazo y las suyas propias. Personalmente, me parecen como útiles las órdenes ¡Derribadlo! y ¡Fuego en mi marca! La primera, ¡Derribadlo!, sobre una unidad de armas pesadas de uno de tus pelotones la convertirá en una auténtica cazadora de criaturas monstruosas. Imaginemos una escuadra de armas pesadas con tres cañones lásers apuntando a un Carnifex en campo abierto para llegar cuanto antes hacia nosotros. O ¿a quién no le ha fastidiado disparar de todo sobre una unidad en cobertura y que ésta lograse salvarse por ésta? Ahora, con ¡Fuego en mi marca! es posible forzarles a repetir esas tiradas exitosas.
El oficial de reemplazo dispone de varias órdenes, que a mi juicio, y a priori, parecen todas útiles. Por ejemplo, Primera línea fuego y segunda línea fuego. Antes de que saliera el códex, corría el rumor de que los rifles láser de la Guardia Imperial serían Fuego Rápido 3, pero en realidad, dependía de dar una orden. Y ahí está. Podemos tener bloques de infantería que puedan disparar entre 28 hasta 42 rifles láser (ya os explicaré más adelante cómo es posible). Eso puede hacer que esas unidades diezmadas que se acercan hasta nosotros deban sufrir un poco más con nuestros rifles láser, amén de nuestro armamento pesado y especial que llevemos en las unidades. También, el oficial de reemplazo tiene otros ases. Cuerpo a tierra puede permitirnos la típica maniobra del enemigo de dispararnos con lo que tenga sobre la única unidad nuestra que puntúa en campo abierto y tener posibilidades de 4+ por cobertura para sobrevivir, mientras que Corred Corred Corred nos permitirá tener algo de movilidad extra con nuestras escuadras para llegar a algún objetivo.
Como podéis ver, me parecen interesantes, y fundamentales cuidar las órdenes con esta nueva Guardia Imperial. Incluso si tenemos puntos suficientes, asegurarnos empleando amplificadores en las escuadras podría ser una opción, pero no debemos olvidar que algunas de las órdenes sólo implican segundas oportunidades… y no aciertos seguros si las empleamos (me estoy refiriendo a las órdenes Fuego en mi marca, Derribadlo o Primera Línea Fuego, Segunda línea, fuego).

Cuartel General.

Escuadrón de Mando.
Muy mejorado. La inclusión de nuevos elementos como el Astrópata, el Maestro Artillero o el Maestro de la Flota me parecen idóneos. No son baratos en puntos, pero son una entrada obligada, pues gracias a ellos, podemos disponer de un arma de plantilla extra que nunca viene mal (máxime cuando tiene F10 y fp1), un astrópata que va a darnos +1 a nuestras reservas y permitir la entrada de nuestras tropas flanqueantes y la posibilidad de reducir a las reservas enemigas la oportunidad de entrar en acción. Sin embargo, la opción de Guardaespaldas… si han de emplearse es porque estás usando mal a dicho escuadrón. Yo suelo emplear a mis Ogretes como guardaespaldas, teniéndolos cerca si puedo. ..

Hay diferentes opciones, como incluir a Ursakaar Creed, Jarran Krell o a Straken.

Cada uno de ellos aporta algo interesante. Sin embargo, yo me quedo con Ursakaar.
Ursakaar da la posibilidad de que una unidad o un escuadrón de blindados pueda entrar flanqueando, junto al Astrópata me parece impresionante, porque nos permitiría recolocar a nuestras tropas flanqueando. Si además, hemos desplegado a un pelotón combinando sus escuadras, podríamos flanquear con una unidad de 25 soldados, a los que si les colocamos armas de asalto suficientes, pueden poner en peligro los objetivos del enemigo. Por si esto fuera poco, puede dar cuatro órdenes por turno y encima, tiene una orden especial, que puede dar una sorpresa desagradable al contrario: ¡Por el Honor de Cadia! Esta orden permite que una unidad nuestra (y recordemos que las unidades de la Guardia Imperial pueden ser muy grandes si queremos antes de desplegarlas) asalte al enemigo durante la fase de disparo con Coraje y Asalto Rabioso. No olvidemos que los guardias imperiales no son precisamente grandes guerreros, pero debemos recordar que para que cuando el enemigo pueda llegar a nosotros, debe estar diezmado lo suficiente como para poder darles golpes de gracia.
Straken es muy estimado por la mayoría de los jugadores imperiales. Tenemos un personaje oficial veterano que conoce todas las órdenes, que a 30 cms de él permite que todas las unidades aliadas dispongan de Contraataque y Asalto Rabioso (incluyendo a su pelotón). Además, como personaje, tiene fuerza 6 con puño de combate que funciona como un puño sierra y con resistencia 4.

Jarran Krell está bien en la manera que nos permitiría disponer de un veterano con portaestandarte que da apoyo a nuestras escuadras en lo referente a moral. Dispone de un puño de combate, pero creo que gana más potencia si va con Ursakaar Creed, si no, no merece la pena.

El comisariado me parece en esta edición una buena opción si quieres hacer de tus unidades rocas. En una batalla, probé un pelotón combinado liderado por un Comisario justo cuando los genestealers de mi rival atacaban por retaguardia. Murieron todos menos el comisario y el sargento, que se mantuvieron el tiempo suficiente allí para que vinieran los Ogretes y demás tropas que tenía cercas. El Comisario Mayor me parece una opción que te ahorra puntos de meter dos comisarios. Así, en vez de tener un comisario por pelotón y con un rango de 15 cms de liderazgo, tendríamos uno de 30 cms a todas las unidades. Su problema es que es caro, porque siendo un personaje, lo más seguro es que no puedas equiparlo con armamento u opciones de equipo que garantizasen su superviviencia. Eso, junto a su coste, lo hacen un poco inviable.

El tecnosacerdote es una opción por si has elegido un ejército basado en blindados. Sin embargo, eso hace que este personaje tenga que moverse a la par que éstos o estar cerca de ellos, y actualmente, unidades solitarias no son muy rentables en esta edición del 40K. El sacerdote sería más enfocado hacia ejércitos imperiales con vocación de asalto, permitiéndoles repetir para impactar al asalto, pero a pesar de tener 4+ invulnerable, trabarse en combate suele ser malo para la Guardia Imperial y es muy probable que el enemigo le asigne un par de ataques para matarlo antes de que golpee con su eviscerador.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Muerte al Amanecer.

Inspirado por la batalla de hoy: Eldars vs Guardia Imperial.

El sargento Taiar de la escuadra II del I pelotón de las FDP de Anthea permanecía atento del horizonte, vigilando cualquier movimientos sospechoso a través de sus magnoculares, que sostenía con ambas manos, apoyando los codos sobre la balaustrada de la catedral del Águila. Él y sus hombres permanecían en sus puestos, tal y como el general Kenan había ordenado.
Lo que tenía ante él no era más que un panorama realmente desolador. Lo que antes había sido el santo complejo de Miosech ahora no era más que un conjunto de ruinas que apuntaban al cielo rojizo del planetoide Gosorn, que se encontraba a unos dos años luz de Anthea. La población de Miosech, consistente principalmente en personal religioso y sus servidores, habían tenido que huir cuando los Eldars habían decidido atacarles con una eficiencia refinada, pero al mismo tiempo brutal. Rápidamente, la señal de aviso llegó al cuartel general y se organizó una expedición punitiva. La maquinaria militar del Imperio en Gosorn solía estar muy por debajo del potencial de cualquier otro satélite o estación minera en el sistema, pero la guerra había conllevado un aumento exponencial de las defensas en cualquier punto que tuviese la más mínima relevancia estratégica. Según la ordenanza general del alto mando, representado por el Joven Duque, se debía evitar cualquier tipo de facilidad que permitiera al enemigo poder sorprender al grueso de las tropas que se encontraban en los combates más encarnizados, y si eso requería un esfuerzo superior desde el punto de vista logístico, se efectuaría sin miramientos. Ya fueran piratas o alguna forma de invasión xenos, la respuesta del Imperio debía ser brutal y despiadada ante cualquier nueva amenaza.
El general Kenaz, encargado de organizar la defensa de Gosorn se encontraba reunido con su escuadrón de mando, en la nave principal de la catedral. Las grandes losas del suelo de mármol negro habían cedido por el bombardeo enemigo, y los técnicos habían decidido que sería un buen lugar para poder seguir las hostilidades desde una relativa seguridad. Por encima de su posición, las escuadras de guardias imperiales se encontraban afianzando su armamento pesado y distribuyéndose, adoptando posiciones de disparo desde las almenas y demás aberturas en el muro del recinto sagrado.
El ruido de las pesadas orugas anunció a las tropas la llegada del apoyo pesado. Dos tanques pesados tomaron posiciones en lo que antaño tuvo que ser la plaza frente a la catedral. Un enorme Vanquisher, en el que se encontraba el habilidoso teniente de tanques Zhyk, aplastó bajo su peso los escombros y las últimas losetas de granito que permanecían intactas, seguido de cerca por un Lemman Russ estándar. Al mismo tiempo, un tanque Medusa, especializado en demolición de asedio, se adentró en el interior de la catedral, asentándose a unos veinte metros del lugar donde se encontraba Kenaz.
Un joven oficial se presentó al general.
-Señor general, se presenta el oficial Stauppen.- Su marcialidad, en otro momento, podría haber sido motivo de risas para parte de la oficialidad que acompañaba a Kenaz, pero la tensión de la próxima batalla no lo permitía.- Las tropas de reserva se encuentran en camino. Hemos tenido problemas por el camino.- Kenaz se imaginó que seguramente, los Eldars habían estado hostigando a sus refuerzos por el camino y eso les obligaría a iniciar la batalla sin esos apoyos tan necesarios.
-Bien, oficial, puede retirarse a su posición. Que le informe el segundo Etiay.- Se volvió sobre sus pasos, dando la espalda a Stauppen, mientras el maestro artillero Morlir, un hombre de semblante adusto y calvo al que le atravesaba una cicatriz toda la cara, se dirigió a él.
-Mi general, la estación defensiva se encuentra preparada para las indicaciones. Nada más aparezca esa escoria xenos, la destruiré. Lo juro por el Emperador.- Kenaz se quedó mirándole y esbozó una sonrisa lacónica. Después, miro al resto de sus oficiales superiores.
-Espero que el Emperador esté con nosotros. Los Eldars son escurridizos.
………
Dynenth, exarca de los Escorpiones Asesinos se deshizo del último monkeigh. Éste intentó abatirle usando el ridículo cuchillo acoplado al extremo de su arma láser hasta que la pinza escorpión rompió su espalda con un gesto rápido. Después, miró al resto de su escuadra, contemplando cómo sus hermanos de combate habían despachado con frialdad al retén de vigilancia que los humanos habían destacado a poca distancia de donde sus mandos permanecían. Con gestos rápidos, precisos y calculados, Dynenth escaló la ondulación del terreno y se desplazó por entre el barrizal hasta dejarse caer por la orilla de un arroyo improvisado por la lluvia de días previos. Siguiendo esa ruta, él y sus escorpiones podrían llegar hasta el objetivo sin ser vistos ni detectados. El doble sol de Caladan se ponía y la luna de Gorsnor se aparecía ante sus ojos, dejando caer su luz de matices verdosos sobre la catedral del Águila, y allí las figuras de Zenak y sus oficiales.
………
-Por el Emperador y su Luz…¿qué diablos es eso? Abran fuego a mi orden, soldados.- Dijo el oficial Stauppen cuando desde el otro lado del campo de batalla, dibujándose como por arte de magia, las figuras fantasmales del enemigo tomaron forma. Se movían rápidamente, ocultándose en la noche. Las primeras salvas de fuego fueron vomitadas desde la línea de combate imperial. Las balas atravesaban el aire con un grito de muerte que ponía espanto, mientras que los cañones de los blindados cantaban con estruendo. Pero nada de aquello había atraído tanto la atención de Stauppen como la terrible figura de llamas que avanzaba sin temor por el centro del campo de batalla. Parecía hecha de magma, y su armadura, de un diseño barroco, estaba al rojo vivo.
-Soldados del pelotón III, permanezcan en sus puestos. El Emperador observa.- Fue la orden del comisario Vereng, quien se adelantó ante la visión del enemigo a neutralizar el temor de los soldados.
-¡Fuego!- A su señal, el bólter pesado de escuadra de mando vomitó fuego sobre el lugar donde se encontraban los xenos. Mientras tanto, la figura de fuego que vio antes seguía intacta a pesar de haber recibido varios impactos de cañón láser sin daño alguno.
Mientras tanto, el sargento Taiar había decidido avanzar y reposicionarse entre los restos de la plaza, al amparo de los blindados. Mientras, la segunda escuadra de su pelotón también había hecho lo mismo, vigilando el flanco de su oficial al mismo tiempo que el avance enemigo. Con sus magnoculares, Taiar se tiró al suelo y observó al enemigo usando la visión nocturna. Un gravítico de extraño diseño surcó el aire de forma elegante, pero mortífera, usando las ruinas como cobertura. Se acercaba peligrosamente a su posición.
-Permaneced atentos, chicos. Eso no me da buena espina.- Ordenó Taiar cuando el sonido de los reactores de un Valkiria se hicieron notar ochocientos metros por encima de él. Miró hacia allí y pudo comprobar cómo las mochilas gravitatorias de las tropas de asalto se abrían. En pocos segundos, las tropas de asalto habían tomado una antigua dependencia a unos quinientos metros de donde él se encontraba.
Una columna de fuego apareció de repente. Iluminando el cielo, cayó en algún punto situado en el frente enemigo, levantando la tierra una decena de metros. Pudo ver cómo algunos alienígenas perecían mientras el resplandor de la explosión los iluminaba. Después se dirigió a Morlir, indicándole por señas que la estación abriese fuego al Avatar, el demonio eldar que avanzaba sin impedimentos por el centro del campo de batalla. Sin embargo, aunque el siguiente impacto no dio exactamente en el objetivo, destruyó a la escolta de aquella abominación, una criatura alta y delgada hecha de hueso que fue destruida cuando un nuevo rayo procedente de la exosfera de Gorsnos impactó de lleno en ella. Parecía que la situación estaba controlada, pensó Kenan, cuando una bola anaranjada y resplandeciente se levantaba a unos cien metros de la puerta principal de la catedral. Los soldados que se habían dispuesto en los muros del templo tuvieron que ponerse a cubierto cuando los restos del blindaje del Lemman Russ sobrevolaron sus cabezas.- ¿De dónde ha salido eso? Vocoperador, póngame con el oficial Stauppen. ¡Rápido!
La estática era ensordecedora, y el técnico de telecomunicaciones tuvo que dar lo mejor de sí para lograr un enlace sonoro con el oficial. El sonido del tanque Medusa abriendo fuego continuamente no ayudaba a mejorar la calidad del sonido. Con un ataque de furia, Kenan cogió los cascos del vocoperador y se los colocó.
-Oficial Stauppen. ¿Qué demonios ha ocurrido?.- La voz del oficial sonaba crepitante, repleta de adrenalina y terror. Unos segundos más tarde, resonó la voz del oficial.
-Señor, los Eldars han destruido al Lemman Russ con un arma extraña procedente de uno de esos blindados. Me parece que he visto una especie de forma prismática encenderse y expulsar un chorro de energía terrible.-Se hizo un silencio que puso la preocupación en las caras de los oficiales allí presentes.- Creo que al sargento Zhyk le han dado también, aunque han sobrevivido.
…..
Kal’iri, exarca de los Vengadores Implacables, atravesó la oscuridad con pasos gráciles, seguido de su escuadra. Llegaron hasta un conjunto de ruinas de gusto grotesco y se dispersaron por allí. Frente a él, el Serpent de los Dragones Llameantes atravesó la avenida como un rayo, ocultándose tras unas casas en ruinas. Pero justamente cuando Kal’iri admiraba la pericia del piloto y la bella superioridad de la maquinaria eldar sobre la de los monkeighs, vio cómo unos soldados de élite humanos, a juzgar por su armamento, aparecían de entre las sombras y abrían fuego contra el Serpent por su parte trasera. El gravítico sufrió una sacudida hacia el frente dando paso después a una explosión inferior que recorrió todo su casco. Los Dragones Llameantes se arrojaron al exterior segundos antes de que el vehículo se estrellase contra las ruinas.
El odio se acumuló en sus sentidos y con elegancia, comunicó a sus guerreros la orden de destruir a los autores de aquella barbaridad. Así, los Vengadores Implacables aparecieron de entre la oscuridad y abrieron fuego desde las ruinas sobre los humanos. Una auténtica tormenta de proyectiles afilados como cuchillas laceró los cuerpos de muchas de sus víctimas. Los supervivientes permanecieron firmes y cuando se disponían a responder a la agresión, un siseo múltiple inundó la escena cuando seis rayos de energía pura consumieron a los últimos humanos. Al amparo de la luz de las llamas del Serpent que ardía entre las ruinas, las figuras elegantes de los Dragones Llameantes hicieron acto de presencia. Con un rápido gesto, el Exarca de éstos agradeció a Kal’iri su ayuda. De repente, el chirrido de un obús a punto de chocar con la tierra hizo que Kal’iri diera a sus guerreros la orden de ocultarse entre las ruinas. Cuando la explosión posterior tuvo lugar, y había una relativa seguridad, el exarca pudo comprobar cómo de los Dragones Llameantes, sólo habían sobrevivido el exarca y otro integrante más. El resto habían sido literalmente evaporizados.
……
El Avatar de Khaine atravesaba los últimos metros antes de lanzarse a la carga contra sus enemigos. Los Guardias Imperiales de la línea primera empezaron a sentir el miedo cuando la figura llameante se acercaba prometiéndoles una muerte segura señalándoles con la punta de su espada. Taiar no pudo evitar pedir a su vocoperador una comunicación directa con el general Kenan.
-Señor, el Avatar se acerca hacia nosotros. Con respeto, señor.-Dijo Taiar mientras se apretaba el terminal contra la boca y se tapaba la oreja con la otra mano.- Hemos combatido a los Eldars en otras ocasiones. Sabe al igual que yo de lo que es capaz esa bestia.
-Sargento Taiar, cuando termine esto, quiero una reunión conmigo. No se atreva en lo sucesivo a sugerir nada a este mando. Cierro.- Fue la escuesta respuesta del general.
Acto seguido, en todos los terminales de los vocoperadores, fue recibida la misma orden: abatir al Avatar.
Cuando aquella abominación estuvo a tiro, el sonido de cerca de sesenta rifles láser abriendo fuego, acompañado por las detonaciones de los proyectiles de bólter pesado, presagió una lluvia de muerte que impactó en el cuerpo del demonio eldar. Algunos de los impactos lograron hacer que el Avatar se trastabillase, los procedentes de armamento más pesado arrancaron trozos de su armadura, aunque la mayoría de los disparos no surtieron efecto.
-Vamos, vamos, vamos.- Dijo Taiar mientras apretaba los dientes y encendía su espada sierra. Su cuerpo estaba en tensión. A pesar de la enorme cantidad de impactos recibidos, el Avatar era imparable.
En esos momentos, el Vanquisher del teniente Krysh, que había mantenido un duro duelo con el Prisma eldar durante toda la batalla, había decidido desvincularse de dicho duelo y prestar atención y ayuda a sus camaradas de infantería. Pivotó sobre su eje y cuando se puso a tiro, Krysh gritó las órdenes a los artilleros del blindado. Los bólters pesados hicieron grandes huecos en la coraza de fuego del demonio, y éste se encaminó hacia el Vanquisher con ánimos de vengarse del daño recibido.
Los Guardias Imperiales aullaron de alegría y reconocimiento al valor de Krysh, pero el miedo se apoderó de ellos al ver que el Avatar iba ahora a por su salvador.
En el interior del blindado, Krysh abandonó su puesto en la pequeñísima cubierta de mando y de un empujón quitó al artillero del cañón láser de su puesto. Después, tomó con ambas manos el control del arma y poniendo su ojo en el sistema telescópico del arma, fijó el blanco. Éste emitió un aullido de furia y desafío que retumbó en el interior del Vanquisher. La tripulación permanecía atemorizada y rezaba al Emperador.
Krysh rezó una rápida plegaria al Emperador y apretó el gatillo. Un haz de luz azul emergió del cañón láser y atravesó a gran velocidad los pocos metros que le salvaban del Avatar. El rayo impactó en la misma boca del Avatar y explosionó la cabeza de éste. Una explosión de llamas salió del cuerpo inerte de la criatura. Sus restos se habían apagado y permanecían calientes aún entre los escombros del suelo.
Los tripulantes del Vanquisher aplaudieron a su oficial.
Éste no pudo evitar echar la cabeza hacia adelante hasta darse con la frente en la enorme culata del cañón láser de forma suave.
Había estado cerca.

Mientras tanto, Stauppen permanecía en su puesto, pero el terror comenzaba a hacerse con él. Desde hacía media hora, sus hombres caían muertos de forma horrible cuando una lluvia de pequeñas cabezas explosivas con forma de misil caía sobre ellos. Poco antes, la unidad del Alfa del II Pelotón al mando del comisario Vereng había sido destruida por completo. En pocos segundos, él también se les uniría.
Stauppen abrió fuego con su pistola láser sobre los enemigos más cercanos, en un fútil gesto de desafío. Gritó con todo su odio mientras el cargador de su arma llegaba finalmente a cero. Sin nada más que hacer, y sintiéndose completamente indefenso, arrojó su arma. Abrió los brazos encomendando su alma al Emperador. Segundos más tarde, un racimo de esos pequeños misiles explosionaba en su cuerpo destrozándolo en miles de pedazos de carne y vísceras.
El flanco derecho imperial había sido desecho por completo.
…..

Ahora.
Dynenth recorrió con gracilidad los últimos metros hasta su objetivo. Sus guerreros le acompañaron sin demora.
En poco más de unos pocos segundos, los gráciles Escorpiones habían sembrado la confusión en la retaguardia imperial. La tripulación del Medusa, que alimentaban el enorme cañón de su blindado con obuses continuamente y sin parar, apenas se percató de su final cuando las filoarmas eldars segaron el hilo de sus vidas. Luego, el mismo Dynenth se encargó de destruir el blindado con un golpe de su Pinza de Escorpión. Después, de un salto, los integrantes de la escuadra se abalanzaron desde la plataforma de la Medusa hacia el alto mando imperial, aunque el fuego de la explosión consumió a uno de sus integrantes.
….
Kenan se dio la vuelta alarmado cuando el astrópata de su séquito señaló con un grito de terror a las figuras esbeltas y ataviadas con armadura verde que habían aparecido de improviso. Con poco tiempo, Kenan desenvainó su sable y la pistola láser, gesto que apenas pudieron imitar sus oficiales. Los Escorpiones Asesinos los atacaron con la rapidez de un rayo, y sus cuerpos inertes cayeron al suelo como hojas de un árbol en otoño. Sólo Kenan quedó en pie.
Señaló con la punta de su sable al que parecía el líder de esos guerreros. Éste, sin darle ningún tipo de cuartel, se abalanzó sobre él. Le golpeó en el cuello con su espada sierra con el brazo izquierdo, salpicando de sangre su armadura verde, y aprovechando la fuerza de su movimiento, osciló sobre su eje para dar un golpe de revés con el dorso de su Pinza de Escorpión al general imperial.
La cabeza de Kenan rodó por el suelo.
Los Ogretes que eran la guardia personal del general habían sido avanzados para hacer frente al Avatar si hubiese sido necesario. Al saber del asesinato de Kenan y sus oficiales, volvieron sobre sus pasos para dar caza a los autores del crimen. Presos de la furia, aquellas moles de carne abrieron fuego con sus destripadores sobre los eldars, reventando sus cuerpos. Sólo uno de ellos consiguió escapar.
….
Dynenth fue herido en el hombro derecho y prácticamente, su brazo colgaba inerte, unido por una estrecha masa de tendones y músculos destrozados y ensangrentados a su cuerpo.
Había conseguido su objetivo y logrado escapar cuando los Ogretes habían aparecido. Lamentó por un instante la muerte de sus guerreros y la pérdida de sus joyas espirituales, pero en esa ocasión, en aquella guerra, aquel sacrificio era necesario.
Los monkeighs eran incapaces de parar a los pieles verdes y además, no podían deshacerse de los esbirros del Caos. Si aquello no cambiaba la supervivencia del mundo de Emalien estaría en peligro, ya que la desestabilización del sistema Caladan permitiría a cualquier enemigo encontrar la ruta de la Telaraña que conducía al mundo astronave.
Dynenth no estaba dispuesto a que eso ocurriera.
A cualquier precio.
En la oscuridad de la noche, Dynenth se dirigió hacia la posición de salida, en la que un Serpent le recogería para trasladarle hacia la entrada a la Telaraña más cercana.
….
Al igual que aparecieron, los Eldars desaparecieron del campo de batalla al despuntar el alba del doble sol caladano.
El sargento Taiar recorrió el frente imperial de un extremo a otro acompañado de su pelotón de mando. Por el camino, los desastres de la batalla se hacían patentes. Columnas de humo se elevaban por cualquier sitio a donde alcanzase la vista. Al menos, por la zona del centro del despliegue imperial y el flanco izquierdo las bajas no habían sido numerosas, a excepción de la muerte del general Kenan y sus oficiales. Entró en la catedral y vio como los miembros de las escuadrillas de logística levantaban los cuerpos sin vida de todos ellos. El maestro artillero Morlir aún no había sido recogido. Parecía una marioneta cuyos hilos hubieran cortado y a la que posteriormente hubiesen tirado de cualquier manera entre los cascotes de la catedral. No pudo reprimir hacer un gesto de desagrado ante la escena.
Después, salió al exterior por el derruido muro sur de la catedral, que había sido el lugar donde el flanco derecho imperial había tomado posiciones. Allí la carnicería había sido dantesca. Los guardias imperiales de las diferentes escuadras habían sido destrozados de una manera cruel. Numerosas explosiones de pequeño tamaño pero extremadamente letales habían caído en ese lado llevando la muerte a todos los desdichados que allí se encontraban. Caminando entre los muertos, Taiar observó un trozo de placa pectoral identificativa que sólo podían llevar los oficiales. Hincó una rodilla y recogió el trozo, que estaba fundido por una de sus partes. Se aventuró a leerla.
Stauppen.
El joven oficial había muerto de una forma atroz.
Taiar miró al cielo ensangrentado de Gorsnor y se metió el trozo de metal en el bolsillo para dársela después a los logísticos. Pudo oír la voz del teniente Krysh detrás suya.
-Taiar, deje lo que esté haciendo. Me han reclamado desde el cuartel general y me traslado hacia allí en un Valkiria.- Taiar se dio la vuelta mientras se incorporaba de nuevo. Frente a él, el rostro de Krysh. Su ojo de cristal brillaba de manera antinatural entre el amasijo de carne cicatrizada de su lado derecho, mientras la otra mitad de la cara era la de un hombre de la misma edad que él. Aquello era el recuerdo que le había dejado la explosión del Chimera que pilotaba cuando era más joven. Cuando salvó la vida casi por un milagro.
-Sí, señor.- Fue la respuesta de Taiar.

jueves, 24 de diciembre de 2009

La Fortaleza de Valente

Cuando uno lleva tantos años jugando al hobby, y va conociendo nuevos jugadores y con ellos, tácticas y formas de entender el juego, tiende a irse contagiando de un ánimo competitivo que te lleva a jugar con listas más o menos afiladas para evitar, muchas veces, ser cruelmente apalizado y poder hacer eso tú. Me parece bien, de hecho, puedo llevar ejércitos poco románticos en ese sentido, pero de vez en cuando viene bien parar y considerar el juego desde una óptica alejada del ansia de competir.

Hoy, no sé por qué, mientras preparaba la batalla de la campaña, fui a mi casilla y vi toda la escenografía que tenía. Comprobé que tenía un castillo de juguete que compré por diez euros para jugar a Fantasy, allá por el mes de Marzo. No le había dado utilidad hasta hoy, que decidí ponerlo encima de la mesa para jugar con él. Y poco a poco, como cuando era pequeño, fui añadiendo más y más escenografía hasta crear un escenario temático que la verdad quedó espectacular. Eso me dio la oportunidad de crear una nueva misión que mezclaba Apocalipsis, Asedio, Asalto Planetario y una partida ordinaria de Warhammer 40000. Sobre la marcha se me fue ocurriendo la manera de poder explicar eso... y surgió la posibilidad de un escenario nuevo.

A ver si os gusta:

LA FORTALEZA DE VALENTE EL GRANDE.
Situada en la parte más meridional de la zona templada del hemisferio norte de Meridies Prime, se encuentra la imponente figura de la fortaleza de Valente el Grande. Construida hace dos milenios, la arquitectura del complejo defensivo es recia y ha resistido los ataques de enemigos impasiblemente, quizás por la enorme potencia de sus sistemas defensivos, que engloban sistemas centinelas, QUADS y medidas antiaéreas. La ciudadela de su interior da cobijo a dos regimientos de la Guardia Imperial llamados los Castellanos, cuya misión principal consiste en controlar toda la franja de territorio bajo su circunscripción y defender la fortaleza.

Reglas Especiales:

-El valor de la Fortaleza es 500 puntos.

-La fortaleza debe desplegarse hasta 20 centímetros del borde de la mesa.

-Los sistemas defensivos están controlados por un sistema mejorado de puntería controlado directamente desde el Centro Táctico de la Ciudadela, dotándoles de HA3.

-Las murallas tienen un blindaje de 14, al estar construidas de adamantio. Sin embargo, cualquier impacto interno hará que la estructura se colapse. Si una unidad situada en los adarves es atrapada por la caída ,recibirá un impacto de F4 por cada miniatura y deberán realizar un chequeo de Acobardamiento. A su vez las murallas dan cobertura 3+ a los defensores.

-La compuerta principal está guarnecida por un puente levadizo de adamantio, que tiene blindaje 14. Sólo se puede controlar desde dentro y la miniatura que la abra no podrá realizar ninguna otra acción durante la fase de asalto. Una vez abierta, se considera terreno normal. Cerrarla, llevará también otro turno.

-El terreno en el interior de la Fortaleza es conocido por las tropas defensoras. No tiene ningún tipo de poder.

-Las tropas con retrorreactores podrán asaltar las murallas sin problemas de ningún tipo, sin tener que realizar chequeos de terreno peligroso por el aterrizaje.

ATACANTE.
-El atacante podrá desplegar sus tropas infiltradoras dentro de la fortaleza si lo desea.

-Puede contar con vehículos superpesados procedentes de Apocalipsis o disponer de 500 puntos más de tropas adicionales.

-Sus tropas pueden intentar escalar los muros, si sacan un 6 durante la fase de asalto si se encontraban al pie de la muralla al principio de dicha fase.

-Puede realizar un bombardeo preliminar sobre el enemigo, siendo una tormenta de fuego de tres impactos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Mis Puños Imperiales.

El capítulo de los Puños Imperiales es como todos sabéis, uno de los más leales al Emperador. De su semilla genética, proceden algunos de los capítulos más gloriosos, como los feroces Templarios Negros o los tenaces Puños Carmesíes. Su servoarmadura de color amarillo atrae la atención del enemigo, y eso es algo que va en consonancia con el carácter arrojado de su primarca, Rogal Dorn, quien pronunció la famosa frase: "El camuflaje es el color de la cobardía".

Siempre me gustaron los Marines Espaciales. Desde que allá por el año 97 comencé a jugar a este maravilloso hobby, los Marines atraparon mi imaginación, pero de entre todos los capítulos, los Puños Imperiales me parecían los más fascinantes. Su primarca Rogal Dorn era por entonces el único primarca negro (o al menos así aparecía en el juego de Space Hulk de entonces), y cuando leí el trasfondo de la Herejía de Horus y la última resistencia cuando cae el Palacio Imperial, en la que Dorn destaca protegiendo al Emperador teleportándose al navío insignia de Horus y posteriormente recogiendo el cuerpo inerte de éste, supe que sería mi capítulo.

Doce años después, logré poder hacerme mi propio ejército de Marines Espaciales y el proyecto de los Puños Imperiales se hizo realidad, pero con unas peculiaridades. Me había hecho con marines del Caos y con muchas piezas de marines leales y eso encajó con el último trasfondo de Lysander, el capitán de la Primera Compañía, según el cual sobrevivió junto a otros camaradas a la prisión en manos de los Guerreros de Hierro. Entonces, pensé en hacerme un ejército de Puños Imperiales con restos caóticos y en vez de emplear el color rojo, usaría el color negro, que serviría como el luto por los hermanos que cayeron durante su estancia en aquel infierno.

Ciertamente, quizás muchos jugadores de Marines Espaciales se centren en jugar con listas clónicas de dos land raiders y cápsulas y les parezca un poco romanticón lo que voy a decir, pero procuro jugar un ejército trasfondístico. Por eso, no puedo evitar poner al frente de mis Puños Imperiales al mismísimo Lysander. Este personaje me parece fundamental, es perfecto para enfrentarse con lo peor del enemigo y encima vencer. Recuerdo cómo en el planeta de Vesariana durante la campaña se despachó a gusto contra un Devorador de Almas y su escolta (aunque también cuando cayó por el aguijón de un Tirano de Enjambre, Peibol).

Tengo además unos 25 exterminadores. Creo que son miniaturas a las que les queda perfecto el esquema de color que uso, basándose en el amarillo y su contraste con el negro. Empleo un color amarillo muy brillante, con contraste en las sombras que hago con Gryphone Sepia mezclada con una gota pequeña de Sepia de Vallejo. Los Exterminadores que empleo en mis partidas últimamente son dos escuadras de cinco, una de asalto y otra de disparo. La primera va en un Land Raider y la segunda desplegando rápido usando la baliza de una cápsula de desembarco. Por cierto, que he terminado de pintar los Termis de Space Hulk que he repartido con mi hermano y quedan magníficos, aunque no me he atrevido a retocarlas porque me parecería un delito, ya que estas miniaturas especialmente son soberbias. Creo que mi ejército sería muy temible en asalto planetario, por el tema de los despliegues rápidos y asaltos seguidos.

Empleo dos escuadras tácticas, suficientes para cualquier tipo de misión. Una de ellas va en cápsula de desembarco, y la otra permanece con Lysander para aprovechar la repetición de bólters pesados y bólters. Los Exploradores los uso para tomar mi objetivo o flanquear.

No empleo ataque rápido. Si acaso un Land Speeder, pero no me termina de convencer demasiado. En cambio, el apoyo pesado en mi ejército es muy potente. Land Raider como transporte, una escuadra de devastadores con dos bólters pesados y dos lanzamisiles y/o un Cañón Tormenta o un Whirlwind. Procuro tener una base de disparo contundente, como creo que debe ser el estilo de un ejército adaptado al asedio, duro en pegada en todas sus formas.

¿Posibles modificaciones? Muchísimas, por supuesto. Por ejemplo, un capitán simple con armamento digital, arma reliquia de precisión y armadura artesanal al mando de nueve marines de asalto sin retros liderado por un sargento con puño de combate en Rhino puede dar mucho miedo, así por lo pronto.

Seguiré hablando en otro momento sobre los Puños!.

martes, 8 de diciembre de 2009

Nueva semana de combates.

Este puente ha sido empleado en mi casa para poner en práctica al nuevo enjambre de Tiránidos que está llamado a asolar y causar el terror en el castigadísimo sistema Caladan Secundus: la Flota Enjambre Kryll.

La primera partida fue contra los Orkos, que era ya hora, dicho sea de paso, que se enfrentasen los dos ejércitos de hordas por antonomasia. Además, los orkos estaban un poco molestos con que los Tiránidos les arrebatasen el protagonismo hace un mes, así que la rivalidad estaba tendida. La batalla terminó con masacre a favor de los Tiránidos, quedando solamente al final de pie el mismísimo Ghazghkull. Como era mi primera partida, hubo detalles que se me pasaron (los aguijones y los estolones alimentarios), pero bueno, lo importante es que para ser mi primera partida con este códex, la victoria me supo a gloria. Los Orkos cayeron en la trampa de ir con los enjambres de gantes por delante, ganando coberturas e impidiéndoles que pudieran chocar contra mis tiránidos a la carga, permitiéndome a mi cargar a los pieles verdes.

Mientras escribo este artículo, mirando la bandeja de pintura pendiente que tengo aún, me he dado cuenta que he jugado la partida de hoy contra los Cuervos Sangrientos sin mis devoradores, pero bueno. Esta partida ha sido genial, muy disputada, y ha terminado con un apretadísimo 7-6 a favor del Imperio. Sobre la mesa sólo quedó el capellán Cassius, un Land Raider y un Predator con Antaro Chronus inmovilizado, aparte de una cápsula. En mi bando, un enjambre de hormagantes, el líder de progenie con su escolta, una de un genestealers y dos de gantes (una de ella salió en oleada). Partida de poder a poder, donde empleando de nuevo la táctica de los bichos pequeños por delante me dio mucho juego, aunque hay que decir que en el primer turno saqué tres unos seguidos salvando mi Carnifex, que recibió mucho disparo. Quizás si eso no hubiese sido asi, la cosa habría sido diferente, pero lo importante es que disfruté mucho.

En fin, la cosa en la campaña va de la siguiente manera:

Orkos 7 partidas: 16 puntos.
Marines Espaciales 7 partidas : 14 puntos.
Tiránidos 6 partidas: 14 puntos.
Caos 6 partidas: 12 puntos.
Tau 5 partidas: 12 puntos.
Necrones 4 partidas: 11 puntos.
Guardia Imperial 6 partidas: 6 puntos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Una batalla rápida de campaña.

Este fin de semana las hostilidades en Meridies tienen un parón debido a una invasión microbiótica (de posible origen tiránido) que me tiene en la cama recuperando la voz y la garganta, así que aprovecharé para escribir algo sobre la última partida que jugué contra Peibol y sus tiránidos.

Jugué con TAU, con mi lista mecanizada a 1500 puntos (no tenía preparados los kroots que me quedaban y tenía ganas de jugar con los partidarios del Bien Supremo, así que aunque fuese a 1500 me conformaba). Y lo cierto es que aunque en los dos primeros turnos sufrí muchísimo, conforme la partida avanzó disfruté muchísimo, levanté una partida adversas y aunque no gané por objetivos (sólo empaté) puedo decir que logré la victoria al dejar a los Tiránidos con nada más que un genestealer, un Líctor y seis gantes, mientras que el grueso de mi ejército permanecía intacto. Además, ha sido la primera vez desde que llevo jugando a Warhammer 40.000 que he podido ver cómo ambos bandos cambian de despliegue durante la partida, acabando uno en el sitio del otro y viceversa.

Mi lista mecanizada, a grandes rasgos, se basa en una fuerte mecanización de mis tropas. Teniendo en cuenta que los Castas son muy blanditos, como casi todo el ejército TAU, decidí meterlos en plan cazador en sus Mantarrayas para freír a tiros cuando lo necesitase. Lo malo que tiene esa táctica es que sabes perfectamente que esa unidad o tiene mucha fortuna disparando o será carne muerta cuando el enemigo se abalance a por ella. Por lo demás, tengo una Piraña en la que nadie se suele fijar y que sirve con su bláster de fusión y su ordenador para disputar o destruir vehículos (en el caso de Tiránidos, hacer heridas a las monstruosas), y dos Cabezamartillo (vehículo del que estoy enamorado por completo). Para completar, tres armaduras crisis en despliegue rápido con blásters de fusión y lanzamisiles, seis Sombras que flanquean con un bláster de fusión y todas con ordendor de combate, y por último, una unidad de kroots en flanqueo. Lo único que dejé (para completar puntos) era un equipo de francotiradores que murió en el segundo turno por el Líctor.

La batalla comenzó con un ataque total de los Tiránidos, basándose en el empuje de su Tirano de Enjambre, tres carnifexes, dos de gantes y una de Guerreros Tiránidos, mientras el Líctor hacía de las suyas en mi base. Como sabía, me tenía que mover, porque quedarme quieto contra los Tiránidos de Peibol era una locura, habida cuenta de que debían salir aún dos escuadras de genestealers y el Líder de Progenie con su escolta por mi retaguardia. Así, los TAU salieron disparados en sus transportes moviéndose por los flancos desde mi cuadrante envolviendo a los Tiránidos.

El caso es que en cuestión de dos turnos, mi ejército había logrado, a excepción de los equipos de Castas que habían bajado de sus vehículos y que habían sido devorados por los Tiránidos, ponerse justamente en la esquina del borde del cuadrante de despliegue tiránido. Tácticamente, fue interesante ver cómo el bloque tiránido que había avanzado sin miedo turnos anteriores colocándose ya en mi zona de despliegue, se tenía que deshacer intentando cazar mis blindados y mis transportes mientras el resto de mi ejército (las Crisis y las sombras especialmente), los abatían con su armamento a la par que las criaturas monstruosas buscaban la manera de evitar que reclamase su base (reclamada por cierto con los Kroots que infiltraban, ocultándose encima en la selva).

Gradualmente, fueron cayendo las monstruosas. Primero el Cárnifex de disparo que ya había sido muy castigado anteriormente y después, quizás la más importante de todas por su rapidez: El tirano de Enjambre. Al tener alas y correr, esta bestia había dejado de intentar destruir mi Cabezamartillo que movía rápido y se dirigió hacia mis Kroots que le arrebataban el objetivo. Mis Armaduras se movilizaron y lograron destruir al Tirano. A partir de ese instante, supe que la partida como mínimo acabaría en empate, puesto que los Carnifexes a pesar de ser brutales, tenían que atravesar por lo menos dos turnos el terreno entre ellos y mis tropas, lo que me daba un amplio margen de tiempo para destruirlos (cosa que ocurrió al final).

Al final de la partida, sólo unos pocos organismos tiránidos permanecían de pie en mi base.

Por cierto, que metí una chuchería muy útil contra ejércitos de masa: autodestrucción para mi Shas'el. No está mal cuando sabes que esa miniatura (barata, de poco más 90 puntos) que va a ser rodeada tarde o temprano por las bestias enemigas y que sólo sirve en realidad para llevar el Faro Posicional, va a morir haciendo mucho daño sobre sus asesinos (plantilla grande F8 sin fp está bien para matar orkos o Tiránidos).

Venga, Peibol, di tu opinión.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Planning de Trabajo.

Bueno, llega el fin de semana y como siempre, tengo un montón de trabajo de hobby acumulado y una partida echada de la campaña.

Ayer los orkos al mando de Ghazghkull arrasaron a los Cuervos Sangrientos, a un alto coste en bajas. Al final, sólo quedó el Land Raider Cruzado en pie por parte de los marines. Acabó con dos peñas de orkos y un kamión sin despeinarse. Pero eso será más tarde.

Lo que quiero comentar ahora, unos minutos antes de ponerme a montar más miniaturas, es precisamente la cantidad de miniaturas que tengo atrasadas. Es una cantidad ingente, lo que me lleva a pensar en el nuevo ejército que me he hecho y que junto a los Eldars Oscuros, me faltaba para terminar de coleccionar todos los ejércitos del Milenio Siniestro: los Tiránidos.

La idea me rondaba la cabeza, pero no me terminaba de decidir. Lo veía muy costoso empezarlo, pero el cielo se abrió cuando salió la caja de Space Hulk con sus 22 genestealers incluyendo un Líder de Progenie. Ya la idea empezaba a tomar cariz de poder ser un hecho.

Los últimos rumores tiránidos indican que para Enero tendremos una nueva maravilla llamada Trygon que será adaptada para Warhammer 40000. Eso era otro empujoncito más que necesitaba, un nuevo estímulo. Y finalmente, por desgracia, el cierre de Arcadia me permitió comprar todas las existencias de tiránidos por precios razonables. Así que cuando me di cuenta, tenía un pequeño ejército de 1500 puntos, que estoy montando y pienso ponerme a pintar próximamente:

- 37 Genestealers.
- 1 Líder de Progenie.
- 6 Guerreros Tiránidos.
- 8 Gantes y 8 Hormagantes.
- 1 Zoantropo.
- 2 gárgolas: que estoy pensando ahora convertir los hormagantes en gárgolas para hacerme 8.
- Enjambres de devoradores: que haré empleando los restos de las cajas de genestealers, sumándoles los de las cajas de los Guerreros y esa especie de madrigueras que traen de nuevo las cajas de Genestealers.

Aún me quedan cosas, pero serán para fines del mes de Noviembre. Están clarísimas: Carnifex y Tirano de Enjambre. Nada más termine, a por el Trygon cuando salga. El objetivo son los 1750 puntos. Ahora mismo, no es más que una avanzadilla de la flota enjambre que está asolando el plano oeste del sistema Caladan Secundus.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Informe de Campaña.



Parece ser que los Orkos se han puesto las pilas este puente y que quizás por el tema del Día de los Difuntos, han decidido por tomar las riendas de esta campaña y no ceder el protagonismo a nadie que no sean ellos mismos. En esto tiene mucho que ver la aparición de Ghazghkull y la compañía de otros grandes héroes orkos como el Viejo Zorwort y el habitual Snikrot. El viernes comenzaron con una apretadísima victoria por desmaterialización contra los necrones, aunque el sábado, mordieron el polvo contra los Puños Imperiales que masacraron a la horda orka al mando de un subalterno del Profeta del Waagh. Hoy, sin embargo, parece que la presencia de Thraka ha sido suficiente para destrozar a los siempre complicados Demonios del Caos. Como quien no quiere la cosa, ha despachado a dos príncipes demonios, tres mastines de Khorne y un par de desangradores. Gracias a esto, y a una partida por DOW, los Orkos se han aupado en la segunda posición de la clasificación con 12 puntos, empatando con el Caos a los mismos puntos y con el mismo número de partidas.

El Caos por su parte, parece decidido a mantener su posición y seguramente, en las próximas semanas, haya un enfrentamiento directo entre los pieles verdes y los herejes para dilucidar quién lleva el peso de la invasión en Meridies. Por cierto, que la Inquisición comienza a temer mucho la influencia de Lord Astragoth y está enviando misiones especiales para localizar bolsas de cultistas y traidores entre las filas imperiales. Será cuestión de esperar a ver cómo evolucionan las cosas.

El Imperio por otra parte no termina de encontrarse a gusto. Si hasta ahora había conseguido mantener la posición, al término de esta semana, eso no es así. Los Marines (Puños Imperiales y Cuervos Sangrientos), con 5 partidas no consiguen sobrepasar a los Necrones y TAU que con menos partidas (4)están en tercera y cuarta posición. Si no fuera por la victoria resonante de los Puños Imperiales en los desiertos ecuatoriales de Meridies, quizás la cosa sería peor.

Los Tiránidos han permanecido sin dar guerra. La Guardia Imperial se desmorona. Las tres partidas vía DOW han sido nefastas (2 derrotas contra TAU y una contra Necrones), aunque su actuación sobre el tablero ha sido muy correcta con su empate contra los imparables Tiránidos la semana pasada.

Para terminar, os pongo una foto del acontecimiento de esta mañana: un Devorador de Almas convertido en Garrapato por el Viejo Zogwort.


EL PROFETA DEL WAAGH!.

Ghazghkull salió del kamión orko que le transportaba seguido de una peña de orkos bajo su mando. Emitió un grito de furia mientras el resto de la horda se batía en los desiertos contra los demonios procedentes de la Disformidad. No tenía ni la más remota idea de cómo habrían podido llegar a aquel lugar, pero la cuestión no le molestaba. Sólo el ansia de verter sangre y sembrar la destrucción entre sus enemigos ocupaba la exigua masa cerebral de Thraka.

A su lado izquierdo, los nobles al mando del matazanoz Gobsnik cargaban contra los desangradores de Khorne con fiereza. El reparto de golpes se sucedió con el resultado de cuatro nobles hechos pedazos sobre la arena y la mayor parte de los demonios convertidos en icor maloliente y burbujeante. Los demonios no huían y eran un enemigo perfecto para los nobles, que rugieron de alegría y entusiasmados, cargaron de nuevo sobre otros nuevos enemigos.

Por su parte, Ghazghkull llevó a sus chikoz hasta luchar contra los demonios de Tzeentch, que disparaban desde sus manos mortales bolas de energía que consumían a los orkos que se acercaban. Sin prestar atención a las bajas, la peña chocó contra los demonios, pero aquellas criaturas eran escurridizas y de alguna manera se la habían ingeniado para acabar con varios chikoz antes de que éstos pudieran atacarles. No eran rival para los orkos así que en cuestión de tiempo acabarían de vuelta a sus hogares en la Disformidad. Ghazghkull refunfuñó ante unos enemigos tan penosos contra los que enfrentarse, y cuando estaba a punto de estampar su garra de combate sobre un orko cercano, algo se estremeció en el aire a pocos metros de él. Los Zakeadorez, apostados en una duna, abrieron fuego contra lo que apareció del agujero disforme: una enorme criatura con la armadura repleta de caras que le hacían muecas y le observaban burlonas mientras del cráneo sendos cuernos emergían.

-Ezte ez pa mi.- Avisó Ghazghkull a pleno pulmón mientras se lanzaba sobre el príncipe demonio. Éste le recibió con un giro mortal de su espada demoníaca, pero el Profeta del Waagh paró su golpe con la garra de combate y abrió fuego con su akribillador sobre el rostro del príncipe demonio. Al principio, el aura que envolvía a aquella abominación pareció protegerle de los primeros proyectiles, pero después, un par de éstos le arrancaron el cuerno izquierdo y parte del rostro. Cuando el Príncipe Demonio se echaba hacia atrás, Ghazghkull le atrapaba la cabeza con su garra de combate y cerrándola de repente, destrozaba la cabeza del Príncipe Demonio, a pesar de que la protección sobrenatural de éste parecía intentar que aquello no sucediese. Los orkos cercanos a Ghazghkull se quedaron por unos segundos parados viendo a su Jefe destrozar a su enemigo, y después, soltaron sus armas por un segundo aplaudiéndole con mucho orgullo.- IMBÉZILEZ, HAY UNA BATALLA KE GANÁ. CORRÉ A POR EZOZ DE AHÍ.- Fue la cariñosa respuesta del Profeta del Waagh.

Continuaron a la carrera en dirección a otro punto del campo de batalla donde acababan de manifestarse más demonios, en forma de un Devorador de Almas monstruoso que abría sus alas correosas tras la explosión de sangre que le precedió y unos Desangradores de Khorne que le escoltaban. Ghazghkull invocó un tremendo Waagh que se escuchó en kilómetros a la redonda, excitando los ánimos exaltados de sus guerreros, que en todos los puntos del combate se lanzaron de nuevo a la carga.

Justamente cuando el Profeta del Waagh y los suyos cubrían los últimos metros para chocar contra los desangradores, una figura alada de cuatro metros de altura y completamente brillante por la sangre fresca que la cubría se cruzó, haciéndole un gesto arrogante indicándole que iba a morir. Ghazghkull no dejó de vociferar mientras gritaba.

-IDIOTA KITANMEDIO, KE YO KIERO AL GRANDE PA MI, NO TÚ.- Ghazghkull y sus guerreros se lanzaron sobre el monstruo de Khorne. Éste, con gran habilidad, segó las vidas de varios orkos, antes de que el mismísimo Ghazghkull de un golpe lo tirase hacia atrás, derrumbándolo boca arriba. Después, se dedicó a pisotear el pecho del Príncipe Demonio mientras la armadura de éste no podía soportar las toneladas de peso de Ghazghkull. El príncipe demonio intentó deshacerse del Kaudillo intentándole atacar con su espada, pero Thraka le seccionó el brazo sin parar de pisotearlo. Por fin, la cavidad torácica del príncipe demonio no pudo resistir más y cedió, derramando icor en derredor. Luego, con un gesto de triunfo final, hincó su garra en el cuello de Príncipe Demonio para arrancarle la cabeza y tirarla con desprecio lo más lejos que pudo. Para terminar, escupió sobre el cuerpo sin vida del demonio, que se descomponía silenciosamente.- AL KE APLAUDA AHORA LO APALIZO. TAMOZ?

Los Orkos no se la jugaron y siguieron a su jefe. Mientras, a pocos metros, los Desangradores de Khorne y el Devorador de Almas habían destrozado a los chikoz de Gotgut. Los Desangradores se fijaron en el Kaudillo orko y emitiendo un grito de furia se dispusieron a recibir la carga orka. Mientras, el Devorador de Almas se dirigía a por un kamión que se acercaba a toda velocidad mientras hacía sonar el claxon ensordecedoramente.

-PERO ZERÁ MIERDA.- Dijo Ghazghkull al ver que el Devorador de Almas se largaba de allí.- VAMOOOOOOOOOOOOOOOZ.- Mientras cargaba a los soldados de Khorne.

Éstos eran grandes rivales, con una habilidad sobrenatural con el manejo de sus enormes espadones infernales que ardían con el fuego del infierno dentro de sus hojas. Sin mucho problema, reventaron a los orkos que habían acompañado a Ghazghkull. A cambio los orkos habían hecho mucho daño. Ghazghkull envió a varios de éstos de vuelta a su hogar con Khorne. Sin embargo, se había quedado solo luchando contra aquellas criaturas. Eran unos contrarios dignos, pensó Ghazghkull, pero no estaba para disfrutar de ello ahora. Él quería al más grande. Al mastodonte carmesí que movía las alas mientras se acercaba al kamión.

Los nobles al mando del matazanoz Gobsnik habían acudido en ayuda de su Jefe con rapidez, cruzando a bordo de su destartalado kamión las arenas del desierto a todo trapo. Éstos fueron los que ayudaron a Ghazghkull a deshacerse de los últimos desangradores que combatían con frenesí a pesar de estar vencidos. Cuando el último de los khornitas acabó siendo despachado por las rebanadoras orkas, Ghazghkull corrió para intentar atrapar al Devorador de Almas.

Cuando estaba a punto de darle caza, vio algo imposible. Un rayo verde salió disparado desde el kamión e impactó en el Devorador de Almas. Éste se quedó parado por un momento, sorprendido y mudo por aquello, mientras fibras de energía verde le rodeaban y se introducían por sus ojos, nariz, boca y orejas. Varios segundos después, el mastodonte se arrodillaba aquejado por un dolor terrible que le hacía temblar mientras su carne musculosa empezaba a brillar enfermizamente, hasta…

Ser sustituido por un garrapato, que reventó después de que un proyectil de akribillador lo destrozase en el instante.

Ghazghkull rugió de rabia y no evitó hacer un gesto de decepción evidente, mientras los nobles que le acompañaban se mantenían a una distancia prudencial de su Kaudillo.

El kamión paró ruidosamente, a punto de volcar sobre su eje, a pocos metros del Profeta del Waagh, sin parar de dejar sonar el claxon. Cuando la arena volvió a depositarse en el suelo, una figura enorme, abotargada, de ojos de cristal verde y ataviada con poco más que un braguero maloliente y restos de pieles a modo de chaqueta, tomaba tierra.

El Viejo Zogwort.

Ghazghkull sonrió maliciosamente.

-Táz chalao, pero erez útil.- Reconoció mientras soltaba una carcajada que el resto de Orkos siguieron.

domingo, 1 de noviembre de 2009

En el Ojo del Huracán.

EN EL OJO DEL HURACÁN.

La Sala de Teletransportación del Trono de Terra bullía con el ruido de las extravagantes máquinas que se encontraban allí. Un zumbido continuo y casi ensordecedor se había hecho dueño de la estancia, cuando la compuerta que daba acceso desde la sala de mandos se abrió, dejando el paso a cinco figuras enormes embutidas en una armadura de exterminador de color amarillo. La escuadra Arabia se preparaba para la teletransportación justamente hacia las coordenadas que el destacamento al mando del capitán Lysander había transmitido pocos minutos atrás. Los Puños Imperiales estaban dirigiendo una serie de incursiones de búsqueda y destrucción de las hordas orcas que se dispersaban desde los piedroz que habían caído de la órbita de Meridies a los desiertos ecuatoriales. Y en esa ocasión, precisamente en esas, los Puños Imperiales se batían a muerte entre las dunas contra los feroces pieles verdes, una vez más.

Los integrantes de la escuadra Arabia tomaron sus posiciones en los receptáculos para la teleportación. El sargento Tercio comenzó a recitar las Letanías del Odio, mientras los tecnoservidores en la sala de mandos manipulaban las runas y vigilaban que el proceso fuese perfecto, pues de su pericia dependería que héroes como los hermanos exterminadores de la escuadra Arabia cumplieran con su deber en el fragor de la batalla, en auxilio de sus otros hermanos.

Tercio miró por última vez a través de los visores de sus cascos antes de que el zumbido se incrementara y la realidad se desdibujara en cientos de miles de colores, para luego fundirse a la oscuridad y vislumbrar en ella un camino de luz que les guiaba a toda velocidad hacia un lugar desconocido. Los miembros de la escuadra podían escuchar los sonidos de los entes de la Disformidad clamando por ellos, intentando atraer su atención conforme pugnaban por atraparlos. Pero la luz del Emperador y la Fe en Él eran superiores a todo tipo de tentación, y los hijos de Dorn atravesaron el peligro sin debilidades.

Un golpe de luz y de repente, frente a él, Tercio pudo observar un mar de dunas ardientes bajo dos soles ecuatoriales inclementes. Uno a uno, el resto de sus hermanos exterminadores señalaban su materialización en aquel plano. Pero todo esto fueron sólo un par de segundos, los justos antes de que los orkos que se encontraban rodeándoles reparasen en su llegada.

-¡Hermano Gracus, abra fuego sobre el enemigo con su lanzallamas!- Ordenó Tercio por su intercomunicador mientras apuntaba con su espada de energía sobre los orkos que tenía enfrente. Aquellas criaturas iban armadas con un armamento muy pesado y estrambótico, que apenas les permitió moverse antes de que las llamas de prometio de Gracus los calcinase en poco tiempo entre terribles aullidos de dolor. Con precisión milimétrica, el resto de la escuadra Arabia abrió fuego con sus bólters de asalto sobre los supervivientes, destrozándolos en una lluvia de sangre y huesos rotos.- Bien hecho, hermanos. Prosigamos.

El paisaje era desolador. Extensiones casi infinitas de dunas alrededor de un escenario de batalla que era una auténtica carnicería. Multitud de kamiones orkos permanecían alrededor de ellos, reventados o volcados producto de las tremendas explosiones que las armas de los Puños Imperiales les habían producido. A su alrededor, esparcidos entre los cráteres de arena cristalizada por el fuego, restos de pieles verdes y algunos de éstos que pugnaban por sobrevivir. A trescientos metros de ellos, los orkos que habían logrado sobrevivir a la furia de los disparos astartes recorrían los últimos metros antes de abalanzarse sobre el resto de sus hermanos. Inspirado por la Justa Fe y encolorizado con Firme Rabia, Tercio avanzó un par de metros escoltado por sus hermanos, cuando pudo observar los restos de una cápsula de desembarco a cuyos pies se encontraban descuartizados varios hermanos de batalla.
-Desplegad en torno a ellos. Proteged a nuestros Hermanos caídos y venerad su valentía, hermanos.- Reconoció Tercio, mientras los Exterminadores tomaban posiciones para proteger los cuerpos caídos de la escuadra táctica Oceánica. En ese momento, un rugido de furia primaria brotó de una dunas calcinadas cercanas, dejando después ver las figuras de cinco pieles verdes (uno de ellos mayor que el resto armado con una terrible garra de combate) que se abalanzaban sobre ellos antes de poder abrir fuego sobre ellos. Tercio reaccionó rápidamente adoptando una posición defensiva y antes de que ni siquiera dos de los pieles verdes consiguiese levantar sus toscas armas, los abatió sin piedra, atravesando sus cuerpos como si fueran mantequilla con su espada de energía. El resto de los xenos avanzó y atacó a los Exterminadores con furia. El hermano Graco se defendió con su Lanzallamas bloqueando un golpe letal de un orko, mientras el resto de ataques rebotaban en la gruesa armadura astartes. La respuesta de los Puños Imperiales fue fría y cruel. Graco cogió por el cráneo a uno de los xenos con su puño de combate, cerrándolo y esparciendo los sesos del pielverde en la arena. Mientras, el hermano Solius atravesó con su puño sierra a otro piel verde. El Noble orko respondió pero falló estrepitosamente gracias a la pericia de los Exterminadores, quienes a pesar del peso de sus armaduras, eran sorprendentemente rápidos. El hermano Sempronius dio un golpe del revés con su puño de combate al noble orko, lanzándolo diez metros por los aires.
-Asegurad el lugar.- Dijo Tercio mientras contemplaba el lugar en búsqueda de más rivales. Un enorme buggie orko saltó rugiendo un cráter cristalizado al norte de su posición, abriendo fuego con sus akribilladorez sobre los exterminadores. Sin embargo, la mala puntería del orko que lo pilotaba hizo que ningún proyectil dañase a los exterminadores. Poco después, el hermano Solius se abalanzaba sobre el vehículo y lo destruía con su puño sierra conforme este pasaba por encima de él. El buggie estalló en pedazos por encima de las cabezas de la escuadra Arabia, sin daños para ninguno de sus integrantes.
-Bien.- Valoró secamente Tercio. Después, se puso en contacto con el hermano capitán Lysander.- Hermano Capitán Lysander, la escuadra Arabia ha tomado la posición y hemos recuperado los cuerpos de nuestros hermanos de la escuadra táctica Oceánica. Permanecemos a la espera de más órdenes.
-Controlar la posición. Esto está a punto de terminar, Hermano Tercio. Buen trabajo.- Fue la respuesta parca en detalles de Lysander.

Mientras, en el otro punto del campo de batalla, un matazanoz orko lideraba una peña de chikoz duroz a través de un oasis después de que su kamión fuese destruido por un impacto de proyectil whirlwind. Un Land Raider les salió al paso dejando salir a la escuadra Finlanda, que armada con cuchillas relámpago y martillos trueno cargó sobre aquellos orkoz que eran ya los últimos supervivientes de su horda original. Parecía como si aquellos pieles verdes luchasen por algo parecido al orgullo aunque lo desconociesen, puesto que el ataque de los Puños Imperiales los había diezmado en poco tiempo a menos del diez por ciento de sus guerreros. Los hermanos de la escuadra Finlanda fueron derrotados por la peña de chikoz duroz liderada por el matazanoz. Eso fue lo que había visto Lysander mientras comandaba directamente a los hermanos de la escuadra táctica Itálica y el odio prendió en el espíritu lacónico de Lysander, que ordenó a sus hermanos avanzar sobre los chikoz duroz para vengar a los integrantes de Finlanda. Mientras, el hermano Dreadnought Varrus despedazaba sin piedad al kaudillo orko, separando su tronco de sus piernas de un tremendo impacto de su puño. Los hermanos Devastadores de la escuadra Argentinata abría fuego con sus bólters pesados y sus lanzamisiles sobre los Chikoz Duroz, abatiendo a varios de ellos antes de Lysander y sus marines abriesen fuego con sus bólters destripando a un par más. El matazanoz y los últimos pieles verdes que le acompañaban se abalanzaron contra la escuadra Itálica. Y en ese momento, por detrás de las filas imperiales, un grupo de orkos liderado por un noble arremetían por la retaguardia de la Itálica.

Lysander tranquilizó a sus guerreros recitando las Letanías del Odio mientras el impulso orko se frenaba. La mayor parte de la escuadra Itálica cayó en ese combate, pero la respuesta de los supervivientes potenciada por Lysander fue idéntica en virulencia. Las servoarmaduras amarillas de los Puños Imperiales aparecían manchadas de sangre en aquel mar improvisado de golpes y tajos terribles entre los últimos pieles verdes y los Astartes. El hermano dreanought Varrus ayudó a sus hermanos en apuros, al igual que los hermanos devastadores de la Argentinata y un grupo de exploradores, que se sumaron a la refriega. Al final, los últimos orkos fueron cayendo. Sin embargo, Lysander dio órdenes al resto de sus hermanos para que le dejasen al matazanoz orko. Esta criatura, lejos de amedrentarse, seguía luchando y había abatido a dos marines más que se dolían a sus pies. Aquella imagen fue suficiente para que la furia de Lysander se desatase.

Cargó con el escudo tormenta por delante al matazanoz, que dio varios pasos hacia atrás. Suficientes para que abriese sus defensas, momento justo que Lysander aprovechó para haciendo alarde de sus cientos de años de combate como elegido del Emperador y Dorn portando el Martillo Trueno del Primarca, dirigiese dos golpes precisos contra el pecho del orko. Con el primer impacto el brazo mekániko del piel verde fue seccionado a la altura del pecho llevándose también trozos de éste y haciéndolo volar metros por encima. Con el segundo, sobre el cráneo del orko, introdujo la cabeza del matazanoz en el suelo arenoso del desierto ecuatorial.

Los Puños Imperiales se arrodillaron ante su Lysander y comenzaron a rezar lentamente las Gracias al Emperador y las Odas Fúnebres a los hermanos Caídos en batalla.

domingo, 25 de octubre de 2009

Campaña de Caladan: la cosa se complica.

INVITADOS INESPERADOS.

La invasión orka había sido la principal preocupación del Imperio en el sistema Caladan desde el momento en el que el Waagh había comenzado a atravesar el cinturón de las Atálides. Toda la logística imperial, su vasta maquinaria bélica y sus incontables recursos se habían puesto en funcionamiento lenta pero inexorablemente. Sin embargo, la concentración de efectivos se había focalizado principalmente al oeste del plano del sistema. De esta manera, el mar verde había chocado contra el dique imperial formado por la Flota Imperial en el espacio y la Guardia Imperial y el Adeptus Astartes en los diversos planetas y planetoides menores. En cierta manera, la presencia del Caos y la incursión demoníaca que conllevaba no preocupaba al Alto Mando imperial más de lo necesario, puesto los esbirros del Caos se habían visto bloqueados en su avance por el embudo que el Imperio había trazado, oprimiendo a los herejes contra los orkos y obligándoles a enfrentarse. Esta táctica estaba siendo de gran utilidad, a pesar del tremendo coste de desgaste que la acompañaba, con la destrucción y la pérdida de varios planetas menores y Zenon Prime, especialmente. Ahora el conflicto estaba centrándose en Meridies y la escala de la invasión orka había escalado dramáticamente. Los combates eran terribles tanto en el vacío galáctico como en el suelo del enorme planeta.
Los esfuerzos de coordinación de Lorente Atalios, el Joven Duque, había conseguido retener a los orkos, que no conseguían romper el muro imperial al no poder conquistar Meridies, la pieza clave del tablero en el que se jugaba el destino de todo el sistema. Era cierto que los pieles verdes habían logrado introducirse en Meridies, y destruir la ciudad colmena de Slava, pero la estrategia del Joven Duque daba sus frutos, pues la Guardia Imperial encerraba a los orkos en la colmena impidiéndoles salir de ella. El problema consistía en que los piedros xenos se iban asentando en los desiertos, especialmente en la zona ecuatorial de Meridies, en la que las labores de búsqueda y destrucción eran más complicadas. Al menos, por ahora, la retención de los orkos en puntos localizados permitía por el momento que el Imperio pudiese hacer frente a la invasión con relativa eficiencia.
Estas noticias no gustaban nada a Ghazgkull Thraka, que recibía las informaciones desde su Kruzero Ezpeziá Mano de Gorko, en la retaguardia del enorme Waagh que se extendía por delante de su navío. Los diversos Kaudillos que se encontraban en Meridies eran incapaces de tener éxito y su mediocridad estaba haciendo que la primera fase de la invasión fuese un desastre. De poco servían los Komandoz desplegados por doquier en Meridies buscando debilitar las defensas imperiales, a pesar de que el Jefe Znikrot se encontraba organizándolas con su astucia. Con grandes gritos animales y repartiendo tremendos golpes a todos los que se le acercaban por el puente de mando del Mano de Gorko, Thraka dio órdenes a los Mekánikoz para que aumentasen la potencia de los enormes reactores de vacío para adelantarse y liderar un asalto de “verdá” sobre el Imperio. Y esta vez enseñaría a los demás cómo se hacían las cosas.
Mientras tanto, el Caos en Caladan se encontraba en un impasse de espera. Por un lado, Lord Astragoth se había percatado que el poderío del Caos en aquella guerra menguaba. Apenas era suficiente para poder mantener el control sobre las posesiones de Zenon Prime contra los Orkos, pero aún así, el apoyo de su patrón Tzeentch le permitía poder seguir el ritmo de la confrontación. Había decidido iniciar un acercamiento para buscar apoyos, y lo encontró. Sin embargo, no se sabe mucho más. Por otro lado, el varapalo de Vesariana cerró la posibilidad de que los Demonios pudiesen asaltar la retaguardia imperial en Meridies, lo que mantenía a los servidores de los Poderes Ruinosos en un embudo peligroso.
Ninguno de estos tres bandos implicados tuvo noticia hasta que se produjo el acontecimiento. Desde el este, un enorme pecio de dimensiones colosales se adentró en el espacio caladano. Los sistemas de vigilancia habían sido incapaces de detectar a tiempo esa amenaza. Los Marines Espaciales del Capítulo de los Puños Imperiales reaccionaron, enviando una barcaza de combate hacia dicho pecio y un cuerpo de exploración de dos escuadras de diez exterminadores cada una. Las noticias indicaron que aquel pecio estaba condenado e infestado de formas de vida tiránidas. Los Puños Imperiales intentaron destruir el pecio, pero aunque lograron desgajar una parte de los reactores, no lograron daños críticos. Así las cosas, decidieron volver sobre sus posiciones y avisar a los defensores imperiales de la nueva amenaza. El nombre clave que se le puso al pecio fue “Golpe del Destino” y en cierta manera, así es. Poco más tarde, por debajo del plano galáctico, un Enjambre Tiránido emergió cerca de las Lunas Titánides amenazando Samaria. Las primeras esporas cayeron sobre dicho planeta y se expandieron sin freno. Los Puños Imperiales y la Guardia Imperial tomaron la responsabilidad de frenar este terrible golpe que ha minado la moral imperial en Caladan.
Los elegantes diseños de las naves TAU pasaron desapercibidos para el Imperio cuando una partida de caza TAU atravesó sin impedimentos el espacio caladano. Al frente de ésta, el Shas’O Auns’i, viejo conocido del Joven Duque, pues fue el guerrero que intentó impedir que Lorente destruye la Esfera de Guerra Kroot tres ciclos antes cuando los guela habían intentado invadir Paramar. Inexplicablemente, su odio por los guela le habían conducido a una senda que los Etéreos de Fiarla Naar creyeron que sería muy útil para la guerra. Tras ese tiempo, había rumiado con rencor cómo devolvería el favor a los humanos, y cuando los Delfines o navíos de exploración TAU informaron de la situación crítica del sistema Caladan, no se lo pensó dos veces. Era hora de devolverles el favor. El primer objetivo sería el norte del sistema, evitando así el combate contra las demás razas de forma directa.

sábado, 17 de octubre de 2009

Reglas para la campaña.


Aparte de la gran batalla de hoy en la que el Caos se ha impuesto a los Cuervos Sangrientos derramando gran cantidad de sangre en honor de Khorne, comento a los jugadores de la campaña los sistemas de partidas que vamos a computar:

Dawn of War:
- En el caso de que en un fin de semana no se pueda jugar, o que debamos resolver partidas importantes para avanzar la campaña, se jugará a través de Hamachi, con los bandos involucrados. Las partidas se jugarán por aniquilación.

Space Hulk:
- Las partidas de Space Hulk van a contabilizar con la mitad de los puntos de una partida normal de 40K.

Partidas directas.
Victoria Decisiva: 4
Victoria marginal: 3.
Empate: 1.
Derrota: 0.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Guardia Imperial vs Orkos a 1500 puntos. Campaña.




Listas de ejército:

GI: Pelotón de Mando con Maestro de la Flota, Maestro Artillero y un Lanzamisiles; 5+1 Ogretes, 9+1 Tropas de Asalto con 2 Lanzallamas infiltrando, 9+1 Legión Penal, 1 Pelotón con Bólters Pesados y un comisario por cada escuadra, 1 Valkiria, 1 Lemman Russ, 1 Lemman Russ Vanquisher, 1 Medusa.

ORKOS: El mismo ejército que el del informe vs Tau, con la incorporación de un Mekániko con Cañón Shokk.

Despliegue:
Por cuadrantes. En el cuadrante orko, los pieles verdes habían conquistado un bastión defensivo con un perímetro amurallado y artillado, estableciendo allí su bandera. Mientras, la GI se parapetaba en los restos de una catedral imperial en el cuadrante opuesto.

TURNO 1.
Los orkos hacen rugir los motores de sus kamiones y en poco tiempo están a las puertas de la catedral donde la GI les espera. El cañón shokk dispara e impacta en el Medusa que permanecía a cubierto en el extremo este de las ruinas, destruyéndolo en el acto.
La Guardia Imperial reacciona. Empleando sus órdenes, el comandante indica fuego en mi marca y derribadlos!, que en resumidas cuentas, consistía en un torrente de disparos láser sobre las motos orkas que se adelantaban al resto de la horda. La conjunción de proyectiles bólter, láser y lanzallamas traerá como consecuencia la destrucción de toda la peña orka de motoristas. Mientras, el Maestro Artillero señala la localización de la horda piel verde y desde el cielo, la energía de una lanza de fusión destruye dos kamiones esparciendo orkos y metal caliente en derredor.

TURNO 2
Los orkos se abalanzan sobre la posición imperial con furia, mientras el cañón shokk dispara contra los Ogretes que se habían aproximado al extremo este de la catedral entre los restos humeantes del Medus. El impacto no causó bajas. Acto seguido, los orkos salen de sus kamiones y cargan sobre los imperiales. Una peña se traba en combate con los defensores del primer nivel de la Catedral, mientras la Peña en retrorreactores asalta la azotea repartiendo mandobles a diestro y siniestro. Por su parte, una peña orka intenta atravesar las ruinas de la catedral atacando a los Ogretes.
Los combates fueron sangrientos. Los orkos destrozan a la unidad de primer nivel sin esfuerzo, aunque pierden a cuatro de los suyos, mientras en la azotea, los orkos son diezmados también, pero se mantiene el combate. Los Ogretes mantienen su posición tras haber despachado a cinco orkos a cambio de la muerte de uno de ellos y una herida más para otro. A excepción de los del primer nivel, los combates se mantienen gracias a la tozudez de las tropas imperiales.
La GI juega sus bazas. El Vanquisher aparece por el borde imperial y abre fuego indiscriminado con todo su arsenal sobre los orkos que iban a pie tras quedarse sin transportes en el turno anterior. Una peña entera de orkos desaparece, entre ellos su Kaudillo, volatilizado por el proyectil vanquisher. Mientras, la otra peña que iba a pie es machacada por el Lemman Russ del flanco izquierdo imperial, que había surgido entre las ruinas de la catedral para repartir muerte. Sólo seis orkos siguen con vida. Mientras, el Comandante da órdenes para abrir fuego sobre la peña de orkos del primer nivel y el resultado se salda con la muerte de los pieles verdes supervivientes, atrapados en una tormenta de fuego terrible. Los Ogretes matan a seis orkos más, y sólo el Noble se mantiene tras matar a otro Ogrete.

TURNO 3.
Los Orkos se encuentran sin recursos, y Snikrot no hace acto de presencia, ya que el Maestro de Operaciones ha retardado su llegada gracias a su habilidad de Interceptar Reservar, así que la retaguardia imperial está a salvo este turno. Los Orkos que estaban a punto de llegar a la catedral se quedan a medio camino, y el Noble orko que restaba es machacado por los Destripadores de los Ogretes. El Cañón Shokk falla de nuevo.
El Imperio responde con fiereza sabedor de que la batalla estaba terminada. La Valquiria abre fuego sobre la posición orka en el bastión, en el otro lado del campo de batalla, mientras las Tropas de Asalto hacen acto de presencia por la retaguardia y abren fuego con sus lanzallamas calcinando a muchos orkos y entre ellos, al Mekánico. Los últimos orkos son abatidos con fuego láser a quemarropa, a pesar de estar ocultos entre las defensas AEGIS. Los Orkos que se quedaron a medio camino de la catedral pagaron caro su error. El fuego intenso imperial redujo a los xenos a partículas en el aire. Con esto, el Imperio había controlado su cuadrante y los Orkos habían perdido el control de su objetivo con la aparición de las tropas de Asalto.

Resultado: 2-0 para el Imperio.

Puños Imperiales Vs Tiranidos a 1500

Nueva partida para la campaña.

Listas:
*Puños imperiales: Lysander, Dread con doble lanzallamas encapsulado, 6 Veteranos de la guardia, 2 unidades tacticas de 10 marines, Land Speeder Tornado, 5 Exploradores, Land Raider , 5 exterminadores de asalto (3 cuchillas y 2 martillos).

*Tiranidos: Tirano de enjambre alado, Lider de la progenie con escolta de 8 gernestealers, 3 unidades de 8 gernestealers, 8 gantes con oleada, 2 carnifexes con cañon venenoso, 1 lictor.

La mision fue la de las bases con despliegue de patrullas.

Despliegue : Los puños deplegaron a Lysander acompañado de una tactica en la plataforma de aterrizaje (junto su objetivo) , y otra tactica en las ruinas de la parte derecha del tablero. El heroe defendia su objetivo junto 10 hombres mas, con una gran visibilidad sobre el campo de batalla.

Los tiranidos desplegaron una de gernestealers y los gantes en otras ruinas (con su objetivo) y el tirano de enjambre entre unos arboles en el centro del tablero. El hecho de tener que desplegar 2 lineas obligatoriamente fastidio un poco mi tactica ya que esos gernestealers que desplegue al principio tambien tenian la regla escabullirse, y debian de haber flanqueado junto sus compañeros. Tampoco pude colocar los carnifexes en posiciones de disparo desde el turno 1, lo que me hizo perder un par de turnos de disparo mientras se colocaban.


TURNO 1 : Entran los dos carnifexes con paso firme avanzando hacia las ruinas de mi base. El resto del ejercito se queda en reserva. Los gantes mueven a su maxima capacidad direccion la unidad de marines. Los gernestealers de la base se cobijan en las ruinas, y el tirano espera agazapado entre los arboles para observar como se acontecen los hechos.

Por otro lado entra el Land Raider cargado con los exterminadores, y los veteranos. Land Speeder y exploradores permanecen en reserva. Se colocan entre las ruinas guardadas por la unidad de marines y la plataforma. El tanque abre fuego contra el tirano de enjambre pero este salva sus heridas gracias a la cobertura. Cae una capsula con el Dread junto las ruinas tiranidas, cosa que sinceramente no me esperaba, aun menos que fuera armado con 2 lanzallamas! uno pesado acoplado en un brazo , y otro pesado en el otro. Consiguio freir a 4 gernestealers. Los marines sobre las ruinas abren fuego sobre los gantes dejando solo a 1 ! , Lysander y su unidad avanzan sobre la plataforma arrimandose un poco al borde.


TURNO 2 : Tiro por reservas y entran las 2 unidades restantes de gernestealers y el lider de progenie con su escolta. Las 3 unidades entran flanqueando, 1 consigue entrar por el lado junto las ruinas defendidas por los marines cargando contra estos y aniquilando casi por completo a la unidad ya que tan solo el sargento con puño sobrevive a la carga. Murieron 3 gernestealers. El lider y la otra de gernestealers entra avanzando por el lado opuesto, escasamente defendido.
El gante solitario avanza sin que nadie le preste la minima atencion. El tirano de enjambre bate sus alas y se planta junto el borde de la plataforma. Uno de los carnifexes coje posicion en las ruinas mientras el otro abre fuego y posteriormente carga contra el dread. Solo consigue aturdirlo, el carnifex no recibe daños.

Por otro lado, Entra el land Speeder y se coloca cerca de la base guarnecida por tiranidos. Mueve a maxima velocidad. El land raider vuelve a abrir fuego contra la bestia alada y esta vez le consigue hacer una herida gracias a sus cañones laser. Los exterminadores bajan del land raider y subiendo a las ruinas consiguen aniquilar a los gernestealers , muriendo un exterminador armado con puño en el proceso. Lysander y su escolta abre fuego tambien sobre el tirano, pero no consiguen herirlo. El dread no consigue dañar al carnifex con el que se encuentra trabado y posteriormente pierde ambos brazos.


TURNO 3 : Entra el lictor, colocandose sobre la plataforma de aterrizaje cargando contra la unidad de marines de Lysander, el tirano de enjambre salta sobre el propio heroe. Dada la alta iniciativa de ambas bestias, Lysander cae antes de poder alzar su martillo. El sargento con puño hiere al tirano de enjambre. Ya solo le quedan 2 heridas. El lictor tambien pierde 1 herida. El lider de progenie y todos los gernestealers siguen avanzando rapidamente hacia la plataforma. El gante solitario se acerca peligrosamente a la unidad de veteranos. El carnifex apostado en las ruinas abre fuego sin llegar a impactar al land raider, y el otro hace explotar al dread.


El land raider abre fuego contra la escolta del lider de progenie, caen un par de gernestealers. Los exterminadores bajan de las ruinas, van en direccion a la plataforma ya que es necesario apoyo para defender el objetivo. El sargento superviviente de la unidad de marines dispara contra el gante provocandole la muerte. El speeder vuelve a mover. Entran los exploradores flanqueando pero aparecen en el extremo opuesto a la base tiranida. El tirano de enjambre y el lictor matan a 4 marines mas, el sargento vuelve a herir al tirano de enjambre, ya solo le queda 1 herida.


TURNO 4 : Los gernestealers siguen avanzando rapidamente, ya estan casi en la plataforma. Al morir el gante solitario, gracias a la oleada, aparece de nuevo la progenie de 8 gantes cargando sobre los exploradores. Asombrosamente no muere ni un gante y consiguen matar un par de exploradores. El carnifex apostado vuelve a fallar, el otro abre fuego contra el speeder aturdiendolo. El tirano de enjambre y el lictor matan al resto de marines dejando unicamente a dos, entre ellos el sargento con puño. Este consigue impactarle un golpe, pero con estrepitosa mala suerte, saca un 1 a la hora de herir y el tirano consigue sobrevivir.

El speeder mueve a maxima, el Land Raider abre fuego contra la escolta del lider destrozando otros 3 gernestealers. Los exterminadores casi llegan a la plataforma. Los exploradores matan un par de gantes sin recibir heridas y los aniquilan cuando intentan huir ganando asi el combate. Los veteranos toman posiciones y junto a ellos se coloca el sargento superviviente de las ruinas.El sargento que lucha contra el tirano de enjambre es victima del par de bestias sin poder golpear.

TURNO 5: El lider avanza y se coloca con el par de gernestealers que le acompaña junto la plataforma, la otra unidad de gernestealers consigue subir a esta. El tirano de enjambre carga con fuerza contra los veteranos matando a 4 de estos. El lictor permanece junto al objetivo de la plataforma. Carnifex apostado vuelve a fallar, el otro dispara contra el speeder aturdiendolo, y carga contra el, consiguiendo hacer que explote. Los gantes vuelven a salir y se reunen con los 4 gernestealers que quedaban en su base.

Los exploradores avanzan sobre la base tiranida, aunque no conseguiran llegar en lo que resta de partida. Los exterminadores cargan contra los gernestealers pero mueren en el acto antes de poder responder ante sus rapidos ataques. Llegado a este punto damos finalizada la partida.

2-0 a favor del bando tiranido.



Una maginifica partida, en la que el factor sorpresa, y ciertas tiradas criticas decidieron la victoria hacia el lado tiranido. Los sargentos de ambas unidades tacticas pudieron contar la historia a sus hijos y fueron condecorados por su valia. El land raider quedo intacto, esa fortaleza sobre orugas es un nemesis para los tiranidos.

Igual me he comido algo, pero son muchisimas cosas, de hecho no se como me acordaba de tanto. jeje, espero que os guste el reporte.

Saludos.

sábado, 19 de septiembre de 2009

TAU vs Orkos a 1500 puntos.

Con el comienzo de curso, se ha iniciado de nuevo la temporada de partidas en mi casa, y el debut ha tenido lugar con una reñidísima y apasionante partida entre mis TAU y los Orkos de mi hermano, a 1500 puntos, ya que no tengo muchos más puntos de TAU.

Listas de ejército:
TAU: Comandante Shas'el con Faro, RP acoplado y Módulo Lanzamisiles; 3 Crisis con SDM, Módulo y RP acoplados con 3 drones, 6 Sombras con un Shas'ui con Bláster de Fusión, Dos escuadras de 12 Castas de Fuego en Mantarrayas cada una, Una escuadra de 7 Castas a pie, 12 Kroots con Líder y 2 mastines, 1 Piraña con Cañón de Inducción y 2 Cabezamartillo con Acelerador y Módulo Distorsionador.
ORKOS: Kaudillo Orko, 5 Kamiones con 12 Chikoz incluyendo Nobles con Garra, 3 Kópteroz, 8 Motoz, 5 Komandoz al mando de Znikrot.

Campo de batalla:

TURNO 1.
Comencé yo. Mi despliegue fue equilibrado. En mi flanco derecho coloqué una piraña junto a un cabezamartillo y un Mantarraya. En el izquierdo, lo mismo excepto la Piraña. El disparo de mi Cabezamartillo en la izquierda fue dirigido contra un kamión orko situado en la diagonal opuesta, fallando estrepitosamente, pero su gemelo en la derecha tuvo todo el acierto, ya que no sólo destruyó un Kamión en su diagonal opuesta, sino que mató a 8 guerreroz en la explosión y cuatro Chikoz de Azalto, dejando a ese flanco muy tocado. Sin embargo, lo que más me preocupaba era el flanco izquiero, pues el enemigo tenía la intención de hacer avanzar a sus motos y dos kamiones incluyendo dentro de uno de ellos al Kaudillo. Procuré mover inteligentemente la Mantarraya de la izquierda, escorándola más, esperando a las reservas para abrir fuego contra los orkos nada más se acercasen.

Por contra, los Orkos lo tenían muy claro. Sus kamiones recorrieron la distancia con rapidez y en el flanco derecho mio, Guerreros orkoz desembarcaron para atacar la Piraña que estaba cercana. Sin embargo, no lograron dañarla.

La cuestión era cuánto tiempo más tendría para poder disparar a los orkos.


TURNO 2.
Las reservas llegaron y con ellas, un error mio de bulto. En una misión como es Aniquilación hay que negarle al enemigo tus bajas y yo no lo hice con mis Sombras. En vez de sacarlas flanqueando y librarlas del enemigo, las saqué apoyando a un equipo de Castas que bajó del Mantarraya en el flanco izquierdo, seguidas del comandante Shas'el.Desaté un infierno de fuego contra las motos orkas que estaban a poca distancia, pero todo aquel potencial no sirvió para acabar con las motos, dejando a dos vivas (entre ella la del noble), lo que me traería problemas más tarde. En el momento en que vi que los Castas del Fuego eran incapaces de deshacerse de las motos y que necesitaban apoyo, supe que el flanco izquierdo mío estaban vendido por completo. Mientras, en el derecho la cosa iba razonablemente mejor. La Piraña abrió fuego contra los restos de la escuadra orka que había sobrevivido a la explosión de su vehículo, y los Kroots salían a la captura de los Guerreros Orkos que habían atacado a la Piraña, abatiendo a muchos de ellos. El Cabezamartillo del lado izquierdo enmendó su error del turno anterior disparando contra un Kamión orko que cruzaba el centro del campo de batalla para ayudar al resto, explotando por los aires y dejando a su tripulación intacta en medio del cráter de la explosión.

Prácticamente, el campo de batalla se había dividido en dos, el lado izquierdo de mi despliegue sería para los orkos y el derecho para mi. No me equivoqué. Mi flanco izquierdo fue barrido literalmente en un solo turno. El Kaudillo desembarcó destruyendo al Mantarraya con un sólo golpe de Garra, mientras sus chikoz asaltaban ferozmente al equipo de Castas que disparó antes contra las motos, desmembrándolos. Las motos supervivientes se abalanzaron sobre el Cabezamartillo y el Shas'el. El gravitatorio explosionó, mientras que al líder tau le hicieron una herida. Las Sombras apenas pudieron hacer nada antes de perecer bajo la ferocidad orka. Sin embargo, aunque pensaba que el flanco derecho sería para mi, los Orkos tenían una sorpresa: Znikrot. Él y sus chikoz atacaron por detrás a mis Kroots y por delante, los Orkos que sobrevivieron a los disparos de los Kroots les asaltaron. Increíblemente, los Kroots lograron causar nueve bajas, lo que hacía pensar que seguramente los pieles verdes saldrían en desbandada, pero Znikrot equilibró la situación logrando reducir la diferencia a dos puntos, para después superar el chequeo de moral.

TURNO 3.
Estaba claro que los Orkos habían machacado mis posiciones en la izquierda, pero al menos, tenía que ver un aspecto positivo, y era que aunque habían caído muchos TAU allí, había conseguido arriconar y alejar de mi otro flanco a los pieles verdes, permitiéndome al menos un turno de disparo aprovechando el alcance de los rifles de inducción, los módulos lanzamisiles y el Acelerador del último cabezamartillo. En este turno, llegó una nueva escuadra de Castas a pie que junto a la escuadra de Armaduras Crisis, me permitieron recobrar la primacía en mi sector del campo de batalla. El Mantarraya que me quedaba se posicionó cerca de los Orkos que habían sobrevivido a la explosión de su kamión en el centro del campo de batalla, desembarcando al equipo de Castas. En poco tiempo, aquel grupo de guerreroz fue borrado del mapa. Aproveché que no me hizo falta emplear el Acelerador del Cabezamartillo y lo dirigí contra uno de los dos últimos kamionez orkoz que estaba en mi flanco izquierdo. Era importante obtener el punto y además, le negaría la capacidad a los orkos de poder moverse rápido (suficientes problemas había tenido yo ya con sus veloces kamiones). Por su parte, la Piranha y sus drones se encargaron de destruir los restos de otra peña orka diezmada que rondaba cerca.


Cuando terminó mi turno, vi claramente que lo que dije antes de que se había partido el campo de batalla en dos era verdad. Yo no iba a ir a por los Orkos, no quería arriesgarme, y mi contrario tenía que moverse si quería dañarme, puesto que carecía de capacidad de disparo a distancia.

Los Orkos por su parte reaccionaron. Las dos motoz supervivientes se abalanzaron sobre el equipo de Castas a pie, destruyéndolos y los Kópteros que entraron flanqueando por mi lado derecho, pasaron por encima del combate entre Snikrot y los Kroots que aún le podían plantar cara, y dispararon incapacitando al Cabezamartillo al atacar su blindaje trasero. El Kamión orko que quedaba recogió al Kaudillo y sus chikoz y atravesó el campo de batalla a toda velocidad. Snikrot por su parte, recibía una herida del último kroot antes que le partiese el cráneo de un puñetazo.

TURNO 4.
Las estrellas fueron las Crisis. Usando el SDM, dispararon contra las motos destruyéndolas a base de misiles y abatieron dos kópteros con sus rifles de plasma acoplados a corta distancia, obligándolas a huir y hacerlas salir del tablero. Mientras, el Mantarraya había recogido a su equipo de Castas y había salido de la zona evitando que el Kamión orko pudiera llegarles. La Piraña se deshizo de Snikrot haciéndole la última herida. Por fin...

Resultado: TAU: 14 ORKOS: 8.

Estrellas:
TAU: Los Kroots hicieron un gran trabajo, pero no pudieron con Snikrot, desapareciendo al final. En cambio, las Crisis lograron eliminar a dos unidades en un mismo turno que eran muy peligrosas si hubieran quedado con vida y que podrían haber dado la vuelta a la partida.
ORKOS: El Jefe Snikrot, sin lugar a dudas. Fue capaz de sostener un combate en solitario contra los Kroots destruyéndolos a pesar de que le superaban en número, y puso muy difícil la tranquilidad TAU en retaguardia.